Capitalismo y violencia machista: la lucha de las trabajadoras

 

La violencia hacia las mujeres tiene un aliado claro: el sistema capitalista. Un gobierno que nos explota por ser de una clase concreta, la trabajadora, incentiva que seamos maltratadas por el hecho de ser mujeres.

Departamento de Mujer Trabajadora del PCTE

Año 2016: 49 mujeres asesinadas. Año 2017: 50 mujeres asesinadas. Año 2018: 50 mujeres asesinadas. Año 2019: 55 mujeres asesinadas. Año 2020: 45 mujeres asesinadas. Año 2021: 37 mujeres asesinadas. Y esto solo son las cifras de las “oficiales”, las que han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas.

En tan solo cinco años, más de 280 mujeres han sido asesinadas víctimas de la violencia machista. Más de 280 familias destrozadas, decenas de menores han quedado huérfanos. Y por desgracia esta es una lacra que no tiene atisbos de acabar.

Y no debemos engañarnos: quiénes más sufren la violencia de género son las mujeres trabajadoras. Son las trabajadoras las que más sufren esta lacra porque son las que peores condiciones tienen en su vida: dificultades para llegar a fin de mes, precariedad laboral, altas tasas de desempleo que hace imposible que sean económicamente independientes…

Los asesinatos, la violencia física hacia las mujeres, es la cara más visible de la violencia machista, pero no es la única, ya que, ¿acaso no es violencia los insultos, las vejaciones, el control sobre nuestras vidas? ¿acaso no es violencia no tener un sitio dónde acudir en caso de ser maltratada? ¿acaso no es violencia perder cada día más derechos?

La violencia hacia las mujeres tiene un aliado claro: el sistema capitalista. Un gobierno que nos explota por ser de una clase concreta, la trabajadora, incentiva que seamos maltratadas por el hecho de ser mujeres. Lenin decía lo siguiente: “sabemos que la causa social más profunda de los excesos, consistentes en la infracción de las reglas de convivencia, es la explotación de las masas, su penuria y su miseria”.

Esa penuria y esa miseria que el propio capitalismo genera es una de las principales causas de la violencia contra las mujeres. Si un sistema reprime y explota a la mayoría sin ningún tipo de pudor… ¿Qué no va a hacer con la parte más vulnerable de esa mayoría? ¿Qué no va a hacer con las mujeres de la clase trabajadora?

Un sistema basado en la desigualdad es imposible que nos garantice cualquier ápice de dignidad. Pensar que legislando bajo los intereses de la democracia burguesa vamos a tener asegurados nuestros derechos es pura utopía. Creer que la legislación burguesa va a acabar con el machismo que año tras año acaba con decenas de mujeres en nuestro país, es una ilusión.

Por ello las trabajadoras debemos organizarnos para luchar contra este sistema. Porque solo liquidando al causante de toda explotación y discriminación, podremos acabar con la violencia machista de raíz.

Nosotras, las trabajadoras, tenemos todo un mundo por ganar si nos organizamos en defensa de nuestros derechos y de nuestras vidas, si pasamos a la acción de manera contundente para acabar con este sistema depredador. Porque una cosa está clara: si no somos nosotras las que conquistamos lo que nos pertenece, nadie nos lo va a regalar. Así que contra el machismo, la violencia que genera, y el sistema que lo sustenta, la consigna es clara: ni un paso atrás en nuestra organización.

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