La URSS entre 1917 y 1927

La URSS entre 1917 y 1927

Por Susana Gómez Nuño

La monarquía absolutista del zar Nicolás II, así como la participación de Rusia en la 1ª Guerra Mundial, provocaron la Revolución de febrero de 1917, que supuso el fin de la monarquía y la creación de un gobierno provisional a la par que una multitud de consejos populares: los llamados soviets.

Sin embargo, el gobierno provisional –liderado primero por G.E. Lvov y posteriormente por el socialista A. F. Kerensky– fracasó y unos meses más tarde se intensificó la radicalización en el ejército y en las grandes ciudades, lo cual favoreció a los bolcheviques, que vieron su posición reforzada en detrimento del poder del gobierno provisional. El lema “pan, paz y tierra” proclamado por la población ejemplificaba sus demandas –en las ciudades se reclamaba pan, los obreros querían mejoras salariales y la gran mayoría, que eran agricultores, pedían tierras, aparte del rechazo general a la guerra– y supuso más apoyos para los bolcheviques.

En noviembre de 1917, los bolcheviques liderados por Lenin tomaron el poder sin resistencia y se instauró un nuevo gobierno: el consejo de Comisarios del Pueblo, presidido por Lenin, con Trotsky en Asuntos Exteriores y Stalin a cargo de las nacionalidades. El nuevo régimen consiguió mantenerse en el poder e inició la gestión de la paz con Alemania mediante el tratado de Brest-Litovsk, que conllevó la pérdida de grandes territorios para Rusia, como Polonia, las provincias Bálticas, Ucrania y Transcaucasia.

En noviembre 1917, los bolcheviques tomaron el poder sin resistencia y se instauró un nuevo gobierno liderado por Lenin

El gobierno bolchevique y su ejército rojo pronto se vieron amenazados por los regímenes contrarrevolucionarios o Movimiento Blanco –este movimiento agrupaba a fracciones zaristas opuestas al bolchevismo, así como a conservadores y liberales favorables a la monarquía– que se levantaron contra los soviets dando inicio a la guerra civil rusa que tuvo lugar entre 1918 y 1920. A pesar del apoyo de las fuerzas aliadas –Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, entre otras– las fuerzas blancas se encontraban muy divididas y fueron incapaces de ganarse el apoyo de los agricultores rusos. Por su parte, Lenin impuso el comunismo de guerra, con el que requisaba alimentos y nacionalizaba las empresas más relevantes. Finalmente, la victoria bolchevique se alcanzó en 1920 y se estableció la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas bajo un régimen federal que unía a todas las nacionalidades del Estado, con lo que se dejaba de lado el nacionalismo ruso como elemento unificador del país.

En 1918, Europa central sufrió un gran número de huelgas políticas y manifestaciones antibelicistas. Al terminar la 1ª Guerra Mundial, la formación de nuevos estados, según el plan Wilson, frenó el avance del bolchevismo. Sin embargo, Moscú mantenía la esperanza de extender la revolución mundial proletaria. A pesar de ello, los intentos revolucionarios fuera de Rusia fueron aplastados de forma brutal y, en 1920, con el fracaso bolchevique en Alemania y Hungría, la revolución inició su retroceso. Como la posibilidad de llevar la revolución bolchevique a Occidente se diluía, las expectativas bolcheviques se dirigieron hacia Asia y se sustentaron en la revolución china que también fracasó. Ya en 1921, los aires revolucionarios menguaron en Rusia y el tercer congreso de la Comintern reconoció la imposibilidad de la revolución en Occidente y llamó a la unificación del movimiento, que ya se encontraba dividido en el movimiento social demócrata, los anticomunistas moderados, y los nuevos partidos comunista formados por una minoría de izquierdas en Europa.

Una terrible hambruna que ocasionó cinco millones de muertes barrió Rusia entre 1921 y 1922

La reconstrucción económica de la posguerra en Rusia fue una ardua tarea, si tenemos en cuenta no solo el elevado número de bajas causado por los conflictos bélicos y revolucionarios, sino también por la terrible hambruna que barrió Rusia entre 1921 y 1922. Ante este caos, los bolcheviques se orientaron hacia el socialismo y el comunismo se erigió como una opción radical al capitalismo internacional. Lenin se inclinó por el pragmatismo e inició la creación de una economía nacional unificada mediante su Nueva Política Económica (NEP) –aplicada entre 1921 y 1927– que se alejaba del anterior comunismo de guerra, que tanto descontento social había causado, y que pretendía recuperar la confianza de los agricultores, que pronto empezaron a recobrarse.

No obstante, la NEP estableció un cierto grado de capitalismo tolerado y vigilado desde el poder que favoreció a los kulaks –campesinos ricos– y a la nueva clase media de las ciudades, provocando grandes desigualdades económicas, aumentando las diferencias entre clases y regiones, y amenazando la cohesión económica. La NEP fue un tema muy discutido en la Rusia de los años 20, ya que se veía como una derrota del comunismo. La facción radical, liderada por Trotsky, quería acabar con la NEP e iniciar una campaña que acelerase la industrialización, política que finalmente adoptó Stalin. Sin embargo, Bujarin y su grupo moderado, alejados ya del ultrarradicalismo, abogaban por una transformación gradual. Stalin, en un principio, y Lenin, que sufrió una parálisis en 1922 y murió dos años después, se alinearon también con la postura de los moderados.

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