Entrevista a Isabel Franc: «Las feministas necesitamos reírnos de nosotras mismas, de nuestros conflictos, de nuestra evolución, de nuestra situación actual y de nuestra historia».

Por Marta HdlH


 

Isabel Franc se define a sí misma como narradora, articulista, «clownferenciante», y profesora de talleres y cursos de escritura humorística. En resumen, una mujer con un gran sentido del humor que reedita su obra «Las razones de Jo» con ocasión de la creación de la editorial Ménades, una editorial feminista que presentará su obra el próximo miércoles 3 de abril en Madrid y que ha conseguido despegar gracias a los mecenas que financiaron su lanzamiento. Se trata de una novela en la que nos devuelve a la vida a Jo, aquella hermana de Mujercitas que no encajaba en su tiempo, que   tenía mucho que decir cuando el feminismo aún no era una opción. Isabel nos la trae de vuelta para explicarnos por qué se casó, sus deseos como mujer, con una voz propia del S. XXI. Aprovechamos este lanzamiento para que nos hable de su obra y, de paso, repasamos la conexión entre el feminismo y la literatura, la necesidad del humor, el lenguaje inclusivo…

Isabel Franc

Empecemos por el principio, ¿quién es Jo y por qué tiene razones que necesitan un libro? Además, Jo ya se publicó en 2006, por qué esta reedición corregida y aumentada?
Jo March es, para mí, una de los pocos referentes literarios que tengo de mujer rebelde, que se enfrenta a su entorno para conseguir lo que desea. Es también una de las pocas personajes «con pluma» que recuerdo de mis lecturas adolescentes. Su trayectoria en la ficción es desconcertante. Por qué se casó con el hombre más anodino con el que se cruzó? Se cuenta que los editores de Alcott le recomendaron (que es lo mismo que obligarla) a reconducir a su protagonista y llevarla por el supuesto buen camino: casarse y tener hijos, que era algo a lo que se negaba. Pasando de una ficción a otra, Las razones de Jo da una explicación de lo que pudo pasar. Es mi interpretación, por supuesto, pero estoy segura de que si Jo hubiera existido habría sido feminista, el resto es lo que me habría gustado a mí.
En cuanto a la reedición, surgió de forma casual como tantos buenos proyectos, Ménades me ofreció la posibilidad de formar parte del primer grupo de autoras que publicaban, Jo estaba descatalogada y para mi fue un regalo y un orgullo estar ahí.

Dices en tu prólogo que Las razones de Jo se plasman en este libro y que las tuyas son mucho más prosaicas. ¿Cuales son esas razones prosaicas?
Para mí escribir es más un oficio que un arte. Mis razones fueron reivindicativas, quería rescatar a Jo de su oscuro desenlace aprovechando la oportunidad que tenía de sacarla de nuevo a la luz con otra luz.

Remontemos a tus orígenes, ¿por qué empiezas a escribir sobre mujeres? 
Porque soy mujer y porque soy feminista. Mis referentes, cuando los encuentro, son mujeres, mi interés son las mujeres y la invisibilidad y el menosprecio con que han sido tratadas a lo largo de la historia me revuelve por dentro. Es un compromiso y una obligación moral.

¿Cuales fueron tus referencias feministas, quienes fueron tus heroínas, las historias inspiradoras como lectora que te llevaron a elegir la literatura como profesión?
En realidad, lo que me llevó a escribir no fueron las referentes literarias ya que no encontraba tantas. Me llevó a escribir el silencio; a la gente de mi generación nos robaron las palabras, venimos, como dice la canción, «de un silencio antiguo y muy largo» y si no te dejan hablar de determinados temas o en determinadas lenguas, te pasas la vida buscando decir. Al margen de este inciso, Jo, por supuesto, fue una de mis heroínas literarias y Georgina de «Los cinco» porque como he dicho, eran niñas con pluma y eso hacía que me identificara con ellas. Más adelante, autoras como Patricia Highsmith, Marguerite Duras, Marguerite Yourcenar, Rosa Montero, Jeanette Winterson y una larguísima lista de autoras a las que considero mis maestras.

¿Necesita el mundo más heroínas independientes, feministas, empoderadas y contemporáneas?El mundo lo que necesita es más humanidad, más sentido común. Estamos gobernadas por auténticos dementes. Mientras sigan ahí, por supuesto, necesitamos heroínas tanto reales como de ficción para resistir, cambiar la historia y conducir a la humanidad hacia el bienestar y el respeto.

Muchas de tus obras contienen grandes dosis de ironía. Hablemos sobre la ironía ¿por qué la eliges como recurso? ¿Necesita el feminismo reírse del heteropatriarcado?
Las feministas necesitamos reírnos de nosotras mismas, de nuestros conflictos, de nuestra evolución, de nuestra situación actual y de nuestra historia. Para mí, el humor es una forma de supervivencia, es una capacidad, por cierto exclusivamente humana (siempre digo que mi perro hace reír mucho pero no de forma consciente ni intencionada). Y hemos desarrollado esa capacidad para poder resistir la crueldad que acompaña la vida. Sin humor, sería imposible ver las noticias y salir a la calle con toda tranquilidad. Con humor todo evoluciona de forma mucho más amable, incluso el feminismo.

¿Falta literatura feminista? ¿Es realmente necesario este tipo de literatura? ¿No hay ya suficiente información?
Ni falta ni sobra, hay que seguir escribiendo porque es un tema que está ahí, porque la información nunca es suficiente, porque el silencio, la invisibilidad, la ausencia y el menosprecio duran demasiado tiempo, porque la literatura tiene el poder de cambiar mentalidades.

En tu libro Las razones de Jo utilizas el lenguaje inclusivo, lo haces remarcar nada más comenzar la lectura, incluso lo explicas e incluyes una cita de Teresa Meana muy clarividente. ¿Por qué es tan importante el lenguaje inclusivo? ¿Debemos tener más cuidado y cambiar los usos masculinos genéricos?

Una lengua que invisibiliza a la mitad de la población tiene y crea un gran problema, lo que no se nombra no existe. Hay mujeres que se sienten incluidas en el genérico masculino: malo, tienen un problema, porque el lenguaje no es algo natural sino construido y es evidente que lo construyeron los hombres, ya que las mujeres tenían mucho menos acceso a la educación y la cultura. ¿Alguien puede pensar que el genérico masculino como norma se le ocurrió a una mujer? Algunas lingüistas sostienen que el lenguaje sexista, la ocultación, infravaloración, exclusión de la mujer, su no presencia en el discurso es el primer eslabón de una cadena que conduce a la violencia machista. Sí, hay que cambiar los usos porque cambiando el lenguaje se modifica la mentalidad y cambiando la mentalidad se modifican las conductas.

Hay una tendencia a acusar de “feminazis” a aquellas personas que en una discusión argumentan en favor del lenguaje inclusivo, visibilizan esos usos denigrantes del lenguaje o cuando simplemente lo hacen notar. ¿Es realmente una una exageración intentar este cambio?
Hay una tendencia a insultar por todo aquello que no cuadra con la mentalidad tradicionalista y retrógrada. La lengua, curiosamente, adopta todo tipo de neologismos y extranjerismos sin que nadie se escandalice, cuando queremos cambiar el género, todo son problemas, excepto, claro, si beneficia al masculino ¿por qué si no, la única palabra acabada en «ista» que ha adoptado el masculino es «modisto»? ¿Era rebajarse demasiado, para un señor, ser modista? Que insulten, digamos lo que digamos seguirán haciéndolo por pura cerrazón.

Venimos del 8M más masivo que se recuerda y queremos seguir soñando, ¿qué diría Jo de este movimiento?
Estaría en primera fila, con una pancarta enorme y una sonrisa más grande todavía.

¿Tiene Jo alguna crítica a esta ola feminista? ¿Consideraría que nos estamos dispersando, tendemos a la entropía?
No sé qué crítica tendría Jo, yo creo que necesitamos diálogo y unidad entre nosotras. Están cambiando muchos conceptos, se incorporan nuevas teorías y eso puede crear, de hecho, lo crea en ocasiones, un choque generacional. Tenemos que escucharnos, abrir las mentes y buscar líneas comunes. El enemigo es el patriarcado, no lo olvidemos.

Para terminar, haznos soñar un poquito más… ¿qué cambios van a lograr las “Jos” del Siglo XXI?
Mi esperanza es que haya unidad para conseguir los cambios básicos imprescindibles: un mudo igualitario para todos los géneros, respetuoso con el medio, pacifista, amable, cordial y con mucho, mucho sentido del humor.

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