La ciudad, nuestro hábitat
La subordinación de nuestro modelo de ciudad a las necesidades de un sistema económico inhumano se paga con muerte prematura. Nuestra sumisión deja nuestras costas una estela de vidas truncadas por envenenamiento por la contaminación, por accidentes y atropellos o sencillamente arremolinadas psíquicamente por la vorágine mercantilista.