Nuestra sociedad huele también a cadáveres, sobre todo porque aún no han podido ser desenterrados, porque cientos y cientos de cadáveres se mezclan en agujeros escondidos por todas partes de nuestra tierra andaluza.
«Le pregunté a mamá que por qué nadie sacaba a ese elefante de la jaula, pero no me contestó y, entonces, le dije que cuando yo fuera mayor iría a ese zoológico y sacaría a ese elefante de la jaula donde estaba metido porque yo no quiero ver a ningún elefante triste».