Por Puño en Alto
Si tal como vaticinan las encuestas y sondeos, el resultado electoral del 10N es similar al del 28A, salvo un avance insuficiente del PP que no llegará a compensar el retroceso de Cs y de Vox y, de la misma manera, un avance insuficiente del PSOE que, con Unidas Podemos con menor representación con la irrupción del partido de Errejón, no llegará a sumar la mayoría, dependiendo de nuevo de nacionalistas e independentistas.
El PSOE de Sánchez, llegado el caso, mirará de nuevo a Cs -su verdadero socio preferente- que, aunque su retroceso vaticinado le impida sumar mayoría con el PSOE, se verá obligado a decir donde dije digo, ahora digo diego, pues ha demostrado en no pocas ocasiones no costarle mucho trabajo.
¿Qué hará Errejón entonces? ¿Estará dispuesto a facilitar con su apoyo una investidura de Pedro Sánchez apoyado también por Cs de Rivera, por aquello de poner el interés del país por encima de cualquier otra consideración?
Desde mi punto de vista estas son las preguntas que los electores que quieren un gobierno progresista tienen que hacerse antes del 10N y que ni PSOE, ni Cs y mucho menos Errejón se atreverán a responder.
No resulta difícil colegir según estas premisas, que Errejón no es la solución, sino más bien el problema para formar un verdadero gobierno progresista capaz de dar respuestas a los retos sociales y económicos, así como, al retroceso democrático que paulatinamente está experimentado nuestro país.
En estas elecciones, más que nunca, hay que hablar de políticas sociales, económicas, de reformas y con quienes, llegados el caso, prefiere llevarlas a cabo, porque aclarado con quienes, será más creíbles las distintas propuestas que se hagan. No sería creíble prometer modificaciones en la legislación laboral si señala como socio para un gobierno a un miembro destacado de la derecha como es Cs que nunca se ha planteado derogar la ley de reforma laboral. Algo parecido ocurriría con la ley mordaza.
Por todo ello, los electores frustrados tras el 28A, al no ver reflejado su voluntad de la constitución de un gobierno progresista, no pueden caer en el desánimo y recurrir a la abstención que solo beneficiaría a la derecha, ni tampoco caer en la trampa de quienes apelarán al voto útil contra la derecha como ha hecho el PSOE, porque no tienen la garantía que no pacte con parte de esa derecha para formar gobierno, tan solo deben votar en conciencia y dar la confianza a quienes han defendido los derechos, las libertades, incluso desde las trincheras y no dejarse engatusar con cantos de sirenas de quienes llevados por su ego y venganza personal están dispuestos, esgrimiendo supuestas razones de estado, apuntalar el régimen del 78 tan solo a cambio de unas medidas cosméticas.
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