TTIP, razones para el NO

Por Roberto Santos @nenedenadie 

Cuando a veces hablo con amigos sobre el TTIP y la barbaridad que me parece, me encuentro con que muchos de ellos no tienen la más mínima idea de qué es el TTIP. Al principio me sorprendía, pero luego pensaba: «es normal que no tengan ni idea sobre algo que se ha negociado en secreto, de espaldas a la opinión pública y que en los medios solo se ha tratado de forma superficial y muy de vez en cuando, pero sin que se le ponga demasiado énfasis».

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Empezare por el principio, ¿qué es el TTIP?

El Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) es un acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos que pretende equiparar las normativas a ambos lados del océano. La Comisión Europea, el Gobierno de Estados Unidos y las grandes empresas, lo han negociado en secreto y nos lo quieren vender como la gran solución definitiva frente a las crisis económicas. Un gran mercado global, el consumo desatado, todo ventajas, ¿no?

Pues no, porque ese tratado implica una perdida de derechos sin precedentes para la ciudadania europea. ¿Acaso alguien cree que las grandes compañías buscan la felicidad de los ciudadanos en vez de grandes beneficios?

Desde 2013 este tratado se ha negociado con el máximo secretismo, lo que nos debería llevar a preguntarnos, ¿por qué algo que es tan fabuloso, ventajoso e incluso supercalifragiliestecospialidoso se negocia en secreto y no en público de forma que todas sus bondades sean conocidas por todos? ¿No será que no es tan fabuloso?

¿Qué es lo que no quieren que sepas del TTIP?

Para empezar no quieren que sepas, hasta que sea demasiado tarde, que este tratado supone el mayor recorte de derechos para la ciudadanía europea y la privatización absoluta del Estado de Bienestar. El TTIP pretende eliminar las barreras al comercio creando un gran mercado para que las grandes empresas puedan pegarse un festín, el problema es que esas barreras son las que protegen nuestro medio ambiente y nuestros derechos sociales.

¿Cómo nos va a afectar a nosotros?

Yo más bien preguntaría, ¿cómo no nos va afectar algo tan grande? ¿De verdad alguien se cree que un tratado de estas características no lo va a cambiar todo?

Para empezar, sufriremos más recortes y perdida de derechos laborales, no debemos perder de vista, que en EEUU los convenios de la Organización Internacional del Trabajo ni siquiera están reconocidos. ¿Y con quien estamos haciendo el tratado? Sería muy ingenuo pensar que las grandes compañías americanas no van a querer exigir las mismas condiciones o incluso peores que ofrecen allí, porque son empresas en busca de su beneficio, no hermanitas de la caridad.

Hablando de beneficios, en Europa hay todo un mercado por explotar de servicios públicos que a través de privatizaciones supone un gran pastel para estas grandes multinacionales. Servicios como la sanidad, la educación, el agua, incluso la seguridad ciudadana, todo ello en manos de grandes empresas, todo ello a cambio de más y más dinero.

Pero ojo, que por si esto fuera poco, esas grandes empresas se han asegurado la rentabilidad de sus inversiones, no vaya a ser que por alguna extraña razón, aún dejando todo el terreno abonado, no les vaya bien. ¿Cómo? Demandando.

¿Por qué algo que es tan fabuloso y ventajoso se negocia en secreto y no en público de forma que todas sus bondades sean conocidas por todos?

Me explico, si estás empresas al operar en la Unión Europea consideran que su rentabilidad no es la esperada, tendrán la capacidad de demandar a los Estados exigiendo indemnizaciones millonarias, que por supuesto, no podría ser de otra manera, pagaremos con dinero público. Pero ojo, no lo harán en los tribunales europeos, sino que en el mismo tratado se ha negociado la creación del Investor State Dispute Settlements (ISDS), un tribunal de arbitraje independiente, que estará por encima de nuestros tribunales y que podría anular leyes aprobadas por los parlamentos nacionales. Es decir, además perderemos soberanía, quedando a merced del capital. Negocio redodondo para ellos, mires por donde lo mires.

Los alimentos, medicamentos y otros productos de consumo, no se someterán a los controles actuales, es decir se abre la puerta a transgénicos, carnes hormonadas, cloro y un largo etc de cosas que hasta ahora estaban prohibidas en la Unión Europea y/o reguladas. Esto además nos llevará a tener supermercados de ricos, con productos ecológicos y sanos, para los que puedan pagar por ellos y supermercados baratos con toda la mierda para los que no puedan pagarse el privilegio de comer sin envenenarse. Por no hablar del gran negocio que se abre para las empresas farmacéuticas, que si lo sumamos a la privatización de servicios sanitarios, resulta que tenemos aquí todo un pastel nupcial.

Por si os parece poco, además se dará vía libre al fracking, sí esa técnica para extraer gas tan dañina para el medio ambiente y la salud y que resulto tan bien en España generando terremotos, se implantará sin ninguna dificultad, porque para eso está justamente el TTIP, para eliminar las dificultades.

Gracias a Greenpeace Holanda hoy conocemos un poco más del TTIP ya que pudieron publicar parte de los documentos del tratado a principios de mayo del 2016. Documentos que puedes consultar aquí (https://ttip-leaks.org).

Esta semana además se han organizado varias actos y charlas para informar a la ciudadanía sobre este tratado. Activistas, actores, artistas, políticos, sindicalistas…, todos han firmado un manifiesto contra este tratado y también contra la ratificación del CETA, (Tratado de libre comercio con Canada). La plataforma estatal «No al TTIP«, coincidiendo con la Semana de la Lucha contra las Causas de la Pobreza es la que se ha puesto al frente de todos estos actos, que culminarán el 15 de Octubre con manifestaciones en las diferentes ciudades españolas.

Si quieres frenar este tratado, si no quieres perder más derechos, si no quieres ser un auténtico esclavo o esclava del capital, no te quedes en casa. Difunde artículos como este y trata de informar a la gente de lo que se ha cocinado en secreto, de espaldas a la ciudadanía y que se pretende aprobar, pese a toda su opacidad, sin contar con los ciudadanos. Yo desde luego, no me quedaré en casa, ¿qué harás tú?.

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