el gobierno turco ha creado una situación en la que tanto Bagdad como Erbil compiten por “superar” la oferta de la otra parte y demostrar que darán a Turquía aún más de lo que quiere en lo que respecta a llevar a cabo ataques dentro de Irak contra el PKK.
El AKP de Erdogan pasa de controlar 38 provincias a 23 mientras que el sector laico del CHP pasa de 23 a 36. A ello habría que añadir los 2 obtenidos por el Yeni Refah que, con su ascenso global, se convierte en la cuarta fuerza en número de votos.
Tras las dos últimas elecciones locales, el gobierno de Erdogan ya había suspendido a los y las alcaldesas kurdas elegidas democráticamente en ciudades y municipios de Bakur por acusaciones falsas de terrorismo.
La postura del pueblo kurdo en las elecciones del 31 de marzo es una contrarrespuesta a la política de anexión del Estado turco, que quiere llegar a las fronteras Misak-i-Milli llevando a cabo operaciones militares en todas las partes de Kurdistán.
Las elecciones municipales del 31 de marzo representan un rayo de esperanza para Turquía. Tras años de incertidumbre económica y gobierno autoritario, parece estar surgiendo una oportunidad para el cambio.
Si la política kurda de Ankara a favor del exterminio y la ocupación no cambia, todos los derechos adquiridos de los kurdos, incluida la administración autónoma en el Kurdistán del Sur, están en peligro.
