El proceso de cambio de régimen político que conocemos como la Transición tuvo muy poco que ver con un plan orquestado desde las cúpulas del poder y mucho que ver con el papel que los movimientos sociales.
Es responsabilidad de todos reactivar el movimiento obrero porque tal y como dijo Warren Buffet “la lucha de clase existe, y es mi clase, la de los ricos, la que va ganando”.
Cuando tienes conciencia de clase, parece más sencillo y consecuente que te rebeles contra el sistema y luches por la igualdad real y efectiva de todas las personas.
Las izquierdas no pueden abandonar la radicalidad ideológica de construir continuamente contrapoderes y alternativas postcapitalistas para ofrecer una narrativa rebelde de transformación real y plausible a las clases sociales desfavorecidas por la globalización capitalista.
Taxistas, conductores VTC, repartidores de comida a domicilio, repartidores de paquetería, arquitectos, actores, periodistas, humoristas y ahora hasta médicos y enfermeras sufren las consecuencias de la externalización del trabajo.
El neoliberalismo tiene como mayor logro el de habernos convencido de que no existe. Nos quieren individualistas porque estando solos somos presas más vulnerables.