No se habla suficientemente de los intereses económicos que hay detrás de algunos incendios y de la impunidad que quienes llevan años paseándose por nuestras calles sin el más mínimo remordimiento de haber construido su éxito sobre nuestras cenizas.
Por Iria Bouzas. «La persona que prende el fuego es el mayor responsable de dicho acto repugnante, pero no el único de las consecuencias que tiene dicha acción.»