Yolanda Díaz debería saber que la iglesia católica y sus miles de instituciones y órdenes y congregaciones religiosas mantienen a sus trabajadores y trabajadoras, por todo el mundo, en condiciones indignas.
El concordato de España con el Vaticano es la última barricada jurídica de la Iglesia católica para justificar su financiación por parte del Estado y su papel de religión semioficial.
Y así, con palabras bañadas en oro, cada semana cientos de personas escuchan enviciados como hay que hacer el bien al prójimo y todas esas cosas que representa una Institución que tiene las manos repletas de quemaduras y llenas de sangre.