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Las vidas de Hans y Juan | La verdad incómoda

Después de la discusión, Juan se ha largado dando un portazo con poco menos de una taza de café de alguna de esas insípidas marcas compatible con Nespresso en el cuerpo y la corbata a medio anudar. Como cada mañana, se ha dirigido al metro, ha cogido un ejemplar del 20 minutos y lo ha lanzado a la primera papelera de camino al andén después de haber echado un vistazo rápido a la sección de deportes.