Los cinco mayores productores en América Latina tienen gobiernos de izquierda, pero su realidad política y su relación con el oro negro es bastante diferente.
En un discurso pronunciado junto a la representante europea, Lula criticó la previsión de sanciones contra Brasil en una adenda al acuerdo del Mercosur con la Unión Europea.
El problema es que la izquierda tiende a una dualidad medio esquizofrénica. La mayoría de las veces se siente más cómoda en una posición y estética de derrota y barricada.
La secuencia de resistencias en el último trienio, confirma la persistencia en América Latina de un prolongado contexto de luchas, sujeto al patrón habitual de ascensos y reflujos. Los éxitos y los retrocesos son limitados.
Si se mantiene el contexto de un sistema capitalista hiperconcentrado y financiarizado, son pocas –o ninguna-, en este esquema, las válvulas de escape para los pueblos latinoamericanos.
La derecha política, representante del poder establecido y de los intereses geopolíticos de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, no respeta ni respetará ninguna norma si esta allana el camino para modificaciones del esquema capitalista de asfixia y depredación.
Estados Unidos intenta, por todos los medios, detener la nivelación de poder mundial y seguir intentando ser potencia única, apoyado, sobre todo, en el desperdicio de miles de millones de dólares en pertrechos militares.