¿Qué estamos haciendo?

Por Victor Chamizo

Después de leer algunas informaciones sobre las maniobras del espionaje ruso sobre la independencia de Cataluña, y las que ya practicó en la elección de Donald Trump, como presidente de los estados unidos, así como en el proceso del Brexit inglés, me han hecho plantearme ciertas reflexiones sobre nosotros mismos, sobre la Humanidad, sobre lo que somos y sobre lo que estamos haciendo:

Si tenemos en cuenta que la Tierra tiene 1.500  millones de años de antigüedad, y que el hombre, como tal, antes de ser homínido, lleva 40.000 años sobre ella; podemos afirmar que, si esos 1.500 millones de años representasen un día, llevaríamos habitando nuestro globo terráqueo tan sólo 23 centésimas de segundo.

En 23 centésimas de segundo casi hemos destruido el planeta: hemos contaminado los ríos y los mares, los bosques y la atmósfera. Los glaciares y los polos se derriten, la temperatura aumenta paulatinamente. El planeta se desertiza. Desaparecen especies porque las hemos eliminado directa o indirectamente.

En 23 centésimas de segundo hemos sido capaces de crear el odio, la arrogancia, el orgullo, la soberbia, el poder de unos sobre otros, la xenofobia, el racismo, la esclavitud y la homofobia, entre otras perlas.

En 23 centésimas de segundo hemos sido capaces de fabricar armas para aniquilarnos los unos a los otros, la capacidad de generar guerras, la construcción de bombas atómicas con la capacidad suficiente para hacer desaparecer el planeta en un milisegundo.

En 23 centésimas de segundo hemos sido capaces de imaginar y desarrollar organizaciones de espionaje como la CIA, el KGB, el MOSSAD, el CNI que actúan con total impunidad, y que controlan a los ciudadanos.

Cuando haya transcurrido una centésima más de segundo, tal vez ya no existamos, y entretanto continuamos sembrando el odio entre pueblos y religiones, entre razas. Mantenemos la adoración al dinero, otra de nuestras grandes creaciones. Nos agredimos brutalmente. Establecemos ciudadanos de primera, de segunda, de tercera, y probablemente hasta de cuarta. Hemos construido varios mundos dentro de un mismo mundo: el mundo de la abundancia, el mundo de los que sufren y mueren de hambre y de enfermedades, el mundo de los que huyen de las guerras, el mundo de los que las generan, el mundo de los que mandan y el mundo de los que obedecen.

Cuando haya transcurrido una centésima de segundo, tal vez la Tierra, esa bola de materia que viaja a través del espacio, se convierta en un lugar deshabitado, donde vuelva a llover, y a lucir el sol, donde quizás vuelva a surgir la vida, una nueva vida distinta a la de ahora. Y, quizás con algo de fortuna, no vuelva a surgir la figura del hombre, porque si la especie humana vuelve a aparecer sobre la Tierra, una nueva destrucción estará asegurada.

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