Divulgación | Tiempos turbios para mentalidades no polarizadas

Por Sigfredo91

Hace tiempo que me pidieron que escribiera una publicación para vosotros, y la verdad es que no os conozco y seguramente la impresión que podáis tener al leerme marque la sentencia para posibles futuras publicaciones, pero bueno, allá voy. No tenía nada claro sobre qué escribir ya que hoy día se desmenuza cualquier opinión con la contemplación de un verdugo donde la postmodernidad ha realizado una deconstrucción de todas aquellas ideas modernistas desde un matiz para nada constructivista. Para empezar, y sin ánimos de grandilocuencia, citaré a uno de mis mayores bienhechores en su obra más aclamada e influyente del pensamiento moderno “1984”:

“El pensamiento será totalmente distinto. De hecho no existirá pensamiento tal y como lo entendemos hoy. La ortodoxia equivale a no pensar, a no tener la necesidad de pensar. La ortodoxia es la inconsciencia.”

(Orwell, 62)

¿Por qué cito a Orwell? Sinceramente, creo que me siento algo descolgado de los planteamientos que iré abordando a lo largo de esta especie de “ensayo”, y necesitaba una excusa para que me acusaran de demagogo, tergiversador y demás chorradas que imperan en el neolenguaje de la actualidad. Leo mucho, de todo tipo de temas, y no tengo temor en decir que con lo que más disfruto es con clásicos juveniles y panfletos de diverso índole político; y eso hace que me sienta constreñido a emplear una imaginación que día a día noto que se va deteriorando por pulsiones externas a mi persona. Regento un blog donde la mediocridad versada es mi seña de identidad, y muchas otras veces escribo cosas que me siento obligado a no publicar por el hecho de contener contenido sensible hacia lo políticamente correcto. Y esto último me fascina y aterra, en un mundo globalizado por el capitalismo y sustentado por el individualismo más extenuante noto paradójico tener que medir mis palabras para no ser tildado de calificativos tan dispares como volubles en su conceptualización. Sin embargo, hace tiempo leí una publicación que no citaré porque no deseo dar publicidad a su autor, que el individuo es insatisfecho por naturaleza y su vorágine destructiva es tal por la existencia de un segundo individuo permisivo que se rebaja a su nivel en un intento desesperado de aparentar normalidad. Su significado lo dejo a vuestro criterio pues no me considero una persona cerrada en cuanto a interpretaciones y considero que en la diversidad está el gusto.

Tras esta extenuante palabrería haré una declaración de intenciones, y puestos a ser etiquetado para la supervivencia de vuestra conceptualización exacta y perfecta del mundo diré: me considero respetuoso o intento serlo, demócrata, deísta y muy –recalco: muy- partidario en los temas relativos a la equidad de género. Dicho esto, detesto la ortodoxia que os marcáis para todo. Si, hablo con vosotros individuos de esta –nuestra- sociedad. El espectro político está polarizando las reglas más esenciales de nuestra convivencia y cualquier temática abordada genera en el menor de los casos discordia entre frentes de pensamiento que analizados de forma pormenorizada son resultantes de una severa ortodoxia de pensamiento unidireccional donde divergir o satirizar de forma constructiva de esas ideas supone varios intentos de ridiculización cooperativa que no difieren del ejercicio de una policía del pensamiento en un hipotético Londres fascista.

Se lo qué pensarán ciertos sectores de las mentes pensantes de twitter: aquí tenemos a un cuñado homologado, y precisamente puedo decir abiertamente que no simpatizo con Albert Rivera. Me parece una persona tan inteligente como un teleñeco, todo lo que sale de su boca es un discurso firmemente elaborado por terceros. Pero también podría decir lo mismo de un PSOE abocado a salvaguardar los intereses de su gerontocracia o un Podemos que parte de postulados modernos en el caso de retroceder un siglo y querer admitir que para que la gente se organice libremente y sanee las instituciones se requiere de un líder en lugar de organizarse de forma cooperativa tal y como era el espíritu que se emprendió en un 15M cuyas ideas se han sobrevalorado y perfilado hasta la extenuidad, perdiendo buena parte de la praxis de su mensaje original. Pero no vengo aquí a hablar de política, todo lo que pueda comentar ya lo sabe cualquier mente despierta, sino a preguntaros: ¿es necesario dormir la siesta?

Los españoles, o al menos los que nos consideramos españoles –no por sesgos nacionalistas apoyados en banderas del Made in China, sino los que tenemos consciencia de pertenencia al lugar que nos ha parido- estamos en un estado de litigio permanente donde la individualización solo es un matiz teórico desligado de lo meramente intelectual y dejamos que nuestras ideas trascurran sobre cauces que marcan terceras personas, y es de este modo donde la inconciencia hace que nos veamos obligados a adoptar lo políticamente correcto como la voz social ponderante siendo esto una mácula hacia el perfeccionamiento de la mente del individuo.

Desde Ayn Rand a Mariano Rajoy o desde Karl Marx a la gestora del PSOE estamos ante un proceso de continua reconceptualización del lenguaje de dominio social sin llegar nunca a ahondar en el individuo como sujeto independiente. No, no vale con aceptar nuestra carencia. Nunca lo ha valido, y quién la embellezca solo tiende a la mentira y a la autocompasión. El individuo debe ser libre de expresarse desde el respeto al otro y sin temor de represalias, el individuo puede sobreponerse a sus limitaciones y el individuo es capaz de alcanzar un criterio propio sin caer en matices despectivos del contrario. Tú, aunque no tengas estudios o seas pobre, eres el único dueño de tu pensamiento y tu opinión es tan válida como la de cualquier líder político o social que intente encauzar tu sentir.

¿A dónde quiero llegar? Bueno, desde Nueva Revolución (soy independiente a ellos), planteo cierto tipo de Revolución –valga la redundancia- para un cuarto poder: la cultura. Soy y siempre seré partidario de que una persona imbuida por el espíritu de la cultura alcanzará un rango de libertad de pensamiento superior al de cualquier tipo de adoctrinamiento, y por tanto la madurez necesaria para admitir el discurrir de la realidad desde una óptica amplia capaz de acoger tanto el descontento como lo eficaz de una determinada cuestión de análisis consensuado. Y todo esto no responde más que a la utopía de un mundo capaz de construir cimientos desde planos muy dispares capaces de lograr la unión y a la vez respetar la individualidad de pensamiento, y todo quede en pequeños actos de pensamiento altruista para un porvenir para todos y sin exclusiones. Así que, ¡por Zeus! Lee, lee cualquier cosa, aunque sea el papel de la envoltura del azúcar que le echas al café; y ¡exprésate!

2 Comments

  1. Expresemos, expresemos… y sin autocensurarnos.
    No es posible faltar el respeto desde la libertad y la cultura. Porque ellas están en la realidad, y el pensamiento rígido sólo pretende quedarse tranquilo entre sus cuatro paredes artificiales, encajar en su irreal solidez un campo sin puertas.
    Así que 🙂 Por Zeus¡, leamos.
    Saludos.

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