Opinión | La madre superiora

Por Juan Manuel Vidal, ilustración de El Koko

En el mundo del periodismo, igual que en muchas otras profesiones, tenemos una jerga que controlamos y empleamos casi todos los interesados de nuestro ámbito, argot que nos hace singulares y permite una cierta discreción entre nosotros, a fin de transmitir los mensajes, más o menos velados, con más celeridad.

Recién hemos descubierto que, en el mundo del hampa, y más concretamente de los beneficiarios del 3%, se apelaba a la santa, católica, apostólica y romana iglesia para transmitirse órdenes de transferencia entre los mangantes (me permitirán que me ahorre el muy correcto “supuestos”, dado que no cito nombres) y los presuntos cómplices bancarios de un micro paraíso fiscal.

Recordemos que el Código Penal tiene un sitio reservado para quienes están a la orden del día de delitos, por mucho secreto bancario que pretendan auto infligirse ¡Y cómo sería que, cuando le han visto las orejas al lobo, han colaborado! Quizá también ayudaron los métodos expeditivos de cierto comisario, pero no es mi asunto.

La documentación aportada por los cooperantes banqueros en Anticorrupción mostraba como la matriarca del clan fingía ser la “madre superiora” de una orden religiosa y reclamaba la transferencia de “dos misales a nuestra biblioteca del capellán de la parroquia”, lo que la policía ha traducido como la orden de transferencia de dos millones de las antiguas pesetas a la cuenta de su hijo ¡Caray con la abadesa, menuda Sor Presa nos hemos llevado!

Ahora nos salta el episodio histriónico del documento donde la “Mater familias” emplea el lenguaje eclesial para dar instrucciones a sus cómplices bancarios, tratando de burlar escuchas y otros controles, creyéndose aquello de que “la policía es tonta

Si no fuera por la trascendencia del engaño de estos tramposos, por el dolo y la estafa a la que han sometido a sus correligionarios y resto del paisanaje de la margen izquierda del Ebro, estos relatos serían dignos de un guion cinematográfico que hubiera hecho las delicias de los geniales Rafael Azcona y Luis García Berlanga, que el 7º Arte tenga en su gloria….

Lamentablemente no tiene ninguna gracia, una vez contextualizado el detallado relato delictivo que tiene por protagonista a un ex presidente regional, hasta hace poco casi mitificado en toda su comunidad y, cuando su voto fue necesario, en el resto del territorio nacional, pese a lo cual muchos hacían mofa y rima con su altura y su elusión consciente de la lengua del Estado.

A nadie se le escapa el famoso día en que el expresidente y entonces líder de la oposición desenterró el hacha de guerra y evidenció un secreto a voces en esa parte del territorio peninsular, el presunto cobro del 3% en toda obra pública en esa comunidad.

Ese día se abrieron los cielos y la tierra, muchos fariseos se rasgaron las vestiduras porque quedó al descubierto un secreto que ahora conocemos con detalle, que se prolongó al menos desde 1990 sobre el supuesto cobro de mordidas por parte del máximo responsable del gobierno, hasta conformar una trama corrupta, que implicaba a toda la familia del nada honorable personaje.

Y es que tiene bemoles que, quien ostentó algo más que un adjetivo, todo un título en esa región, sea hoy acreedor del antónimo más repulsivo y despreciable por haber amasado una fortuna de “dinero no justificado” que rondaría los 70 millones de euros.

Sin embargo, todo empezó mucho antes, con el famoso caso de una banca del mismo origen que el ínclito expresident, donde éste  pudo haberse enriquecido a costa de la bancarrota y ruina de miles de familias, pero cuya querella quedó desestimada a pesar de las irregularidades entonces denunciadas por los fiscales.

Durante años tuvimos que soportar mentiras sobre el inverosímil origen hereditario de dicho patrimonio. Luego fuimos descubriendo un complejo entramado societario, opaco e intrincado, para ocultar un patrimonio no justificado. Más tarde se desentrañaba el papel de todos los hijos. Ahora nos salta el episodio histriónico del documento donde la “Mater familias” emplea el lenguaje eclesial para dar instrucciones a sus cómplices bancarios, tratando de burlar escuchas y otros controles, creyéndose aquello de que “la policía es tonta”.

Esta actuación, lo mismo que otras parecidas a las que hemos asistido recientemente en otra comunidad más central, es el reflejo de un modelo de política regional a extinguir que solo buscaba el hurto por el hurto, y que ahora parece ver las rejas al final del túnel.

Al margen del compromiso religioso que tenga cada uno, emplear este lenguaje para mofarse de sus conciudadanos es aberrante. Pero lo más atroz es que sus afines políticos hayan tratado de ocultarlo todo por medio de una macro campaña de apoyo a la sedición que jamás formó parte de sus presupuestos ideológicos.

Respeto, aunque no comparto, las intenciones separatistas de partidos netamente independentistas, pero no trago con el respaldo de quien ahora se suma a la marcha solo para desviar la atención de su corrupción. Veremos si se cumplen las amenazas de poner en marcha el ventilador de las cloacas y hace caer las superestructuras del estado, con ese megadossier que publicaría si acababa en prisión.

Perdonen la escatología, pero, hablando de recintos sacros, parece que esta familia hiciera bueno aquello de “para 2 días que me quedan en el convento, me cago dentro”.

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