Opinión | En defensa de Madrid

Por Tin Morín

Voy a usar mi historia personal y la de mi familia como fundamento para este artículo, aunque solo sea porque en unos días es la celebración del día de las letras gallegas que este año está dedicado Carlos Casares, tío mío, y que Antón Riveiro, mi cuñado, le ha dedicado un homenaje en su buenísimo libro “A ferida do Vento”; valgan como como excusa o punto de partida para reflexionar sobre mi propia historia y mi relación con mi “galleguidad” y sobre todo con el nacionalismo en general.

Que yo sepa mi tío nunca fue nacionalista, si el recuerdo de la historia familiar no me engaña sería un ejemplo perfecto de eso que dicen sobre el nacionalismo, que se se cura viajando, y él viajó mucho y bien, y desde luego, aunque su amor por el gallego está más allá de toda duda, nunca concebí que pudiese revolverse en su tumba porque alguien afirmase entender el gallego pero no hablarlo (como he tenido que leer en Twitter), nuestra familia en sentido extenso ha sido, que yo recuerde, siempre muy bilingüe, y desde luego mi familia más directa muy amiga del castrapo, a fuer de emigrada en Madrid, yo personalmente nunca he conseguido hablar en gallego por un trauma personal, mis primos se rieron de mis primeros intentos en algún momento de mi infancia y desde entonces me dio muchísima vergüenza hablarlo mal, y hasta hoy…

Mis padres emigraron a Carabanchel y allí me tocó nacer a mí, sin ninguna red familiar (toda mi familia estaba y está en Galicia, todos más limiaos que las ancas de rana), y aunque pronto descubrí que la familia que uno se crea puede ser tan importante como la sanguínea, para mí mis amigos son una familia muy importante, no quita para que yo me sintiese gallego, y no digo en el fondo porque ni en la más fina de las superficies pensaba ser otra cosa ya que toda mi familia lo era; incluso entre los vecinos éramos “los gallegos”, yo incluido, y si me apretabas mucho por aquello del nacimiento y el crecer allí, me reconocía carabanchelero, no más… Sin embargo el sentimiento a la inversa no funcionaba tan bien, yo en Galicia casi siempre era “el madrileño” y mi acento “ejque era el descojone”. De esta manera tan estúpida me di cuenta de que en realidad no era de ningún sitio, o de que era de todos, que es lo mismo, y después descubrí que es un sentimiento muy característico de muchos “emigrados”, que terminan sintiendo el desapego tanto en origen como en destino, o mejor, el apego a cualquier sitio que quieran sentir suyo.

(…)y si mi experiencia me dice algo es que en realidad de Madrid prácticamente no hay nadie y por eso de Madrid es todo el que quiera

El nacer en Carabanchel, Madrid al fin y al cabo, y el choque de incomprensión con el nacionalismo terminaron de iluminarme como apátrida. Como un indigenista norteamericano se planteaba hace poco ¿acaso es fácilmente definible lo que es un pueblo? ¿Quién es mi pueblo? ¿Los que comparten mi sangre, mi lengua, mis costumbres, mi lugar de nacimiento o de crianza, todo ello o solo algunas de esas características? ¿No descubro casi cada día como más cercanas a mí a personas que nunca se considerarían “de mi pueblo” que a muchas que sí lo hacen? Con todas sus carencias y defectos Madrid nunca se ha compadecido bien con el estereotipo que el nacionalismo, periférico o no, ha querido asignarle y si mi experiencia me dice algo es que en realidad de Madrid prácticamente no hay nadie y por eso de Madrid es todo el que quiera, es una sociedad en su aplastante mayoría hecha a base de gente de fuera y que acoge y celebra toda la diversidad. ¿Cómo va a oprimir Madrid a nadie si en realidad a Madrid la han fabricado entre todos los que llegaron y llegan desde cada esquina del resto de España? De esa manera, tener que escuchar los argumentos de algún que otro trasnochado que veía en Madrid la capital que impera sobre otros pueblos que precisamente la crearon, o a gentes de esos pueblos acusando a su criatura de maltrato y opresión, no puede más que conducirme a la tristeza y al cabreo. Si de alguna manera se pudiese acusar a Madrid ser la metrópoli colonial del resto de pueblos de España no hay modo de negar que sería en ese caso una extraña metrópoli creada por sus colonias.

Paseando con mi cuñado Toño, fantástico escritor al igual que el tío Carlos, por la costa de Corrubedo me contó que a una aparte de la costa del Barbanza la llamaban la costa “de los catalanes”, la razón es que todo el capital que montó en aquella zona la industria conservera era catalán, según la perspectiva de algunos se podrá decir que ese capital ayudó a sacar a la comarca de la autarquía y ayudó a desarrollarla, según la perspectiva de otros se podrá decir que explotó los recursos naturales del mar y el trabajo gallego. Ahora bien Madrid, abarrotada de “gallegos”, resulta que ha sido y es la metrópoli opresora.

5 Comments

  1. Las élites no son todas de Madrid, faltaría mas, pero si que ponen los huevos en nidos de Madrid, porque residen bastante por allí, que es lo que yo digo, no que sean oriundas, porque en un país con un capitalismo de amiguetes que se alimenta de la cercanía al Boletín Oficial del Estado la verdad es que desde el punto de vista de su voracidad y avidez de recursos sería casi suicida no hacerlo, ya sabemos que el liberalismo caspañol consiste en fagocitar los recursos públicos y repartirlos a los amiguetes, así como socializar las pérdidas entre todo hijo de vecino sin importar la comunidad, a excepción de la vasca y la navarra que salen mejor libradas en lineas generales e incluso a veces su cupo, como recientemente ha pasado se convierte en el cuponazo, de todas maneras esto tiene remedio, no se cuando, pero lo tendrá. Un cordial saludo Tin.

  2. Muchísimas gracias por el comentario. me gustaría hacer a mi vez un par de «apostillas»: precisamente en el artículo una de las cosas que quiero resaltar es que esas «élites extractivas» en España no son ni mucho menos mayoritariamente madrileñas, aunque aquí también las haya, como en todas partes, si hacemos un repaso a los grandes capitales españoles no podemos afirmar rigurosamente lo contrario, salvo error en mi apreciación por supuesto, me permito una pregunta que sirva de nuevo como ejemplo ¿de dónde son originarias las grandes corporaciones bancarias de este país?…Por otra parte en cuanto al otro reproche típico respecto a las infraestructuras no podemos negar que la capitalidad y la mayor población conllevan en prácticamente todos los casos (no sólo el español) un nivel de infraestructuras mayor, y aunque el modelo de desarrollo de comunicaciones podría ser (y así se está completando) mediante un modelo mallado, el modelo radial no es descabellado y la geografía es muy tozuda y Madrid está en el centro geográfico exacto de la Península, en esta cuestión otro par de preguntas ¿de verdad se piensa que las vías de comunicación que pasan por Madrid sólo las usan los madrileños? ¿saben fuera de Madrid los inconvenientes medioambientales y urbanísticos que también conlleva ser ese nudo de comunicaciones?

  3. Muchas gracias por el comentario. Yo lo que vengo a resaltar precisamente en el artículo es que no es cierto hasta donde yo sé que las élites extractivas sean sobre todo madrileñas, este es un lugar común que veo desmentido casi continuamente por los datos. Respecto a la crítica sobre las infraestructuras es fácil olvidar que la geografía es testaruda y Madrid está en el centro exacto de la península, es cierto que el modelo de desarrollo puede ser mallado, pero el radial no es irracional tampoco, y por otra parte suponer que esas infraestructuras sólo las usan los madrileños es claramente inexacto.

  4. Las élites extractivas residen en Madrid y de aquí por simplificación viene lo de la “opresión” de Madrid y el palco del Bernabeu, pero a veces quienes no tienen raíces se las crean y se ponen impertinentes por venir de una capital artificial desde Felipe II, Madrid parte y reparte y quien parte y reparte se suele llevar la mejor parte y hasta se pone unas “radiales” y unos “aves” glamorosos que van como un poco vacíos, son lujos al fin, que los pagamos entre todos, si luego los árbitros favorecen al Real ya con eso tenemos un problema Houston y te lo dice un hijo de madrileña de toda la vida, de origen vasco por parte de padre, nacido en Valencia, criado en Barcelona 50 años y que hace 10 que reside en Murcia, o sea un convencido nacionalista, bajito, pero que se siente de corazón escandinavo, porque allí roban menos y dimiten mas.

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