No sois bienvenidos

Por Daniel Seijo @SeijoDani


“En la universidad no les dicen que la ley más importante de todas es aprender a tolerar a los tontos.”

Doris Lessing 

Y debería haber añadido la Nobel británica, que hay que hacerlo hasta cierto punto. En la última década las Universidades españolas han sufrido recortes en la cuantía y número de becas otorgadas, en sus presupuestos, han vivido la subida de las tasas y el recorte de los recursos dedicados a la investigación. Y tras ello, finalmente, en la mayoría de las Universidades se ha terminado implantando una progresión descendente tanto en el número de alumnos matriculados, como en el de docentes contratados por las mismas. De este modo, las mentes que deberían forjar nuestro futuro o en el peor de los casos el de Alemania, atraviesan hoy por duras condiciones para lograr terminar su formación en las instituciones públicas.

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La situación de la Universidad, se forja en la visión de una nueva oleada de intereses neoliberales, que busca con la privatización de las mismas, lograr hacer de ellas su propio espacio de adoctrinamiento. Y en ese contexto, “El País” la publicación en manos de  Caixabank, Santander, HSBC, Morgan Stanley y diversos fondos de inversión de Wall Street, además numerosa fauna de diversa realeza antidemocrática, convocó en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid, un ciclo sobre la Sociedad civil y cambio global  en donde Felipe González y Luis Cebrián mantendrían un coloquio titulado “El futuro no es lo que era”.

A pocos días de que el partido del expresidente termine por remachar un golpe de mano, apoyado también por la publicación del empresario madrileño, que permita la formación de un gobierno del PP para consolidar nuevas políticas de recortes, la provocación al sindicalismo universitario estaba servida, y realmente la respuesta no se hizo esperar demasiado.

Decía Doris Lessing que hay que aprender a tolerar a los tontos, pero también que uno puede pensar mal, pero en todos los casos, debe pensar por si mismo. Y eso es precisamente lo que los estudiantes organizados en diversos sindicatos hicieron ante lo que ellos consideraron una clara provocación al espíritu universitario, y lo hicieron dando muestra de que es en la sociedad civil en donde debe residir el cambio.

La mañana de la celebración del debate entre Cebrián y González, unos 150 estudiantes, se manifestaron para mostrar su repulsa por la presencia de dos hombres que entre ambos han visto sus nombres relacionados con asuntos como los GAL, los papeles de Panama o la reciente conjura para conseguir la abstención del PSOE ante un gobierno de Mariano Rajoy. Dos hombres, González y Cebrián que según los propios estudiantes hacían uso de la tribuna universitaria, como mero altavoz de poder e influencia para inculcar en el estudiantado ideologías encaminadas únicamente a agrandar las desigualdades sociales.

Con esos argumentos, los estudiantes, pensaron y decidieron por si mismos impedir que se celebrase el citado acto.Puede que se equivocaran en su decisión, puede que realmente hubiese resultado más oportuno intentar formar parte activa del coloquio, intentando con ello desarmar las bases de unos postulados que consideraban poco adecuados para el foro universitario. Pero también puede que no.

La actitud de “El País” en la universidad ha sido la de un actor poco acostumbrado al debate o la crítica, y un medio que parece ya alejado de la realidad, solo así se explica que un acto organizado por periodistas, se vea sorprendido, por una protesta anunciada con cartelería previamente en los pasillos de la propia facultad. Mientras que al expresidente Felipe González, que ya sufrió una protesta en la Universidad Autónoma de Madrid en 1993, nada le debía haber hecho pensar que su trayectoria desde aquel entonces lo hiciese merecedor de un trato más receptivo. Llegaron González y Cebrián a un entorno de debate dispuestos a lanzar un discurso unilateral, y se toparon con una comunidad estudiantil poco dispuesta a transigir con esas formas ideológicas propias de elefantes viejos.

Nos quedaremos con la duda de saber si hubiese sido posible, si así se lo hubiesen exigido los estudiantes a los invitados, tornar el adoctrinamiento en diálogo. Pero después de todo y tras el esfuerzo de las rotativas de los diferentes medios generalistas por tornar una protesta estudiantil en la nueva amenaza terrorista, utilizando para ello si es preciso la memoria del profesor Tomás y Valiente, puede que la única opción que le quede a quienes no controlan el altavoz de la palabra, sea mostrar su rechazo a los que con el quieren generalizar el ruido.

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Recuerda que como parte de la ley de memoria histórica y en recuerdo de la activista medioambiental Berta Cáceres,te agradeceríamos que dedicases un segundo a firmar esta petición para cambiar al recuerdo del fascismo de las calles de A Coruña,por el nombre de la activista medioambiental. 

https://www.change.org/p/xulio-ferreiro-calle-berta-c%C3%A1ceres-en-a-coru%C3%B1a

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