México | El asalto fascista

Por José de Villa @JosedeVilla1
Mientras se distrae al pueblo con la marihuanada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el asalto fascista del poder marcha con precisión en todos los frentes, sin que haya líderes populares honestos e inteligentes que convoquen y guíen al pueblo a luchar por una vida mejor, al menos libre, digna, vivible. Así, en la Cámara de Diputados la Comisión de Seguridad Social aprobó la iniciativa presidencial para sustituir al Pensionissste por una Afore (como en su momento lo hizo Zedillo con el IMSS), y sustraer, como ha ocurrido, el dinero de los trabajadores en retiro.
 
 Junto a esta canallada inadvertida por la prensa vendida y por un pueblo desinformado e ignorante de por sí, el Senado, la institución más parecida al  Circo Atayde que presumía sus animales y payasos, aprobó que se entregara la Medalla Belisario Domínguez al segundo hombre más rico de México: Alberto Bailleres, quien «amasó su fortuna gracias a privatizaciones y privilegios fiscales», según lo acreditó Manuel Bartlett. De seguro, ningún inepto senador mexicano de vocación crematística cayó en cuenta que Belisario Domínguez y Alberto Bailleres son antitéticos.Pero eso es lo de menos en esta nación sin identidad ni pertenencia históricas.
 
Alberto Bailleres (El Palacio de Hierro), como Carlos Slim (Teléfonos de México) y Roberto Hernández (Maseca), son algunos de los multimillonarios a quienes desde Carlos Salinas de Gortari y hasta Enrique Peña Nieto  el fascismo en el poder benefició, al tiempo que al pueblo y al país se les acotaba dignidad y riqueza. Para hacer las cosas así, siempre se contó y cuenta con un Congreso abyecto y presto a hacer «negocios» y dinero. En la venta cotidiana de la nación al extranjero, el régimen del televiso Enrique Peña Nieto también «a contrarreloj prepara las licitaciones a empresas de capital privado y extranjero», para la construcción de 26 gasoductos, mientras Pemex continúa rebajando su plantilla de trabajadores, y empresas como Nestlé y Coca Cola afectan ya a miles de mexicanos en sus tierras e ingresos.
Sin embargo, la cereza en el pastel de esta toma ya absoluta del poder por los peores de los peores, no es otra que la perversa coordinación entre la dictadura de Enrique Peña Nieto y la corruptísima Iglesia Católica del argentino Jorge Mario Bergoglio (alias Francisco). El papa protector de pederastas y amigo del genocida Videla, vendrá a México el 12 de febrero para salvar al régimen peñista de la ira popular que para entonces los analistas políticos calculan como inevitable, una vez pasado el oxigenazo Guadalupe Reyes (12/12/15-6/1/16): durísima escalada de precios y fuerte alza del desempleo, que harán voltear los ojos de la población hacia los opresores.
 
Ayotzinapa, Apatzingán, Ostula, Tanhuato, Guardería ABC, Tlatlaya, Narvarte, Atenco, Acteal y demás impunes crímenes de Estado, así como  la Casa Blanca HIGA y otras  corruptelas como las de  OHL, encenderán el pasto seco de una nación muy pobre, con desempleo creciente, fuerte inflación, represión popular, baños de sangre e impunidad absoluta como signo distintivo. Y para eso, a un alto costo económico, traerán a Francisco, a apaciguar las aguas, a calmar al indolente y fanático pueblo, para que vuelva al redil y sólo siga los pasos de su buen pastor hacia el corral.

 

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