De los DDHH, Arabia Saudí y la visita de Felipe VI

Por Roberto Santos

Nuestro flamante rey, Felipe VI, iniciará este sábado en Riad la visita oficial a Arabia Saudí aplazada en noviembre por la muerte del hermano del rey Salmán, en la que previsiblemente estarán sobre la mesa el proyecto en marcha del AVE entre Medina y La Meca y las negociaciones para la venta de cinco corbetas que serán construidas por la empresa pública Navantia en un contrato que puede alcanzar los 2.000 millones de euros.

A mediados de noviembre, tras el aplazamiento del viaje, el consorcio español y las autoridades saudíes llegaron a un acuerdo que concedía 14 meses más de plazo, hasta marzo de 2018, para terminar el tren de alta velocidad y que establecía el pago de 150 millones de euros más en sobrecostes.

Pero quien sin duda se debe estar frotando las manos con este viaje real, es Navantia, empresa que según Antonio Sanz, delegado del Gobierno de Andalucía, podría duplicar sus cargas de trabajo, con un acuerdo que permitirá “millones de horas de cargo de trabajo” para los astilleros de dicha compañía.

Los beneficios económicos para Navantia y el personal de sus empresas serán cuantiosos, pero el contrato de venta de armamento es especialmente polémico, y no solo por las frecuentes denuncias de las organizaciones de todo el mundo por las violaciones de derechos humanos que se producen en Arabia Saudí. En 2016, y por segundo año consecutivo, el régimen ejecutó al menos a 150 personas, la mayoría delincuentes comunes, bajo un sistema de justicia que no concede garantías de defensa a los acusados.

Es curioso, como a nuestros medios se les llena la boca hablando de derechos humanos en Venezuela o Cuba y al hablar de Arabia Saudí, si es que en algún momento hablan, solo hablan de dinero, de lo beneficioso que es para x empresas españolas que se firmen ciertos contratos con este país.

Es curioso que no nos escandalice que el rey de España, Felipe VI, vaya a este país sin intención de exigirles respeto por los derechos humanos, sin intención de hablar del bloqueo que mantienen sobre Yemen para impedir la llegada de alimentos, ni de los bombardeos sobre este país con armamento europeo y estadounidense.
Tampoco va a hablar de los miles de trabajadores extranjeros que malviven en este país sin cobrar, ni de los obreros que pueden recibir 300 latigazos si tienen la loca idea de exigir el pago de sus salarios. Y ni mucho menos, de esos que muestran sus diferencias políticas desde el activismo y que terminan crucificados o decapitados.

Felipe VI, no irá a hablar de derechos humanos, ni de derechos de ningún tipo, pero tampoco a preguntar si este país financia de forma encubierta al Daesh, desde su clase más adinerada. Felipe VI va como un mero intermediario para la venta de armas “made in Spain” a este país, sin importar para qué las van a utilizar.

Debe ser que la guerra en Yemen no importa, que los bombardeos indiscriminados de zonas habitadas por civiles y contra la infraestructura civil del país, tampoco importa, porque lo importante es hacer negocio.

De acuerdo con los datos de Unicef, 370.000 niños yemeníes sufren cuadros severos de desnutrición con el sistema inmune debilitado, y 1,5 millones de niños pasan hambre. La falta de alimentos se agravó en la segunda mitad de 2016. Por culpa de la desnutrición crónica, la mitad de los menores de cinco años sufre retraso en el crecimiento. Y todo esto ocurre por el bloqueo naval que Arabia Saudí ejecuta sobre Yemen para impedir que llegue ayuda a sus enemigos, las milicias huzíes de confesión chií, pero también para hacer imposible la llegada de alimentos al que era antes de la guerra el país más pobre de Oriente Medio.

Tranquilos, que el rey no irá solo, los ministros de Exteriores, Alfonso Dastis, y de Fomento, Íñigo de la Serna, acompañarán al monarca español en la visita, según ha confirmado el lunes la Oficina de Información Diplomática (OID), así como el vicepresidente de la CEOE, Joaquím Gay de Montellà, y el director de Relaciones Internacionales de la patronal, Narciso Casado.

La visita de Felipe VI permitirá explorar las perspectivas de negocio que abre a las empresas españolas el plan Visión 2030, diseñado por Arabia Saudí para impulsar su economía y reducir la dependencia del petróleo, en sectores como infraestructuras, ingeniería, telecomunicaciones y energías renovables. Es decir, como aquí hay negocio, los derechos humanos pasan a un segundo o tercer plano, o mejor directamente al fondo de un cajón, que quedará cerrado con llave hasta que se agote el interés económico y entonces nos acordemos de los latigazos, de los crucificados o de los niños desnutridos de Yemen.

La agenda de la frustrada visita de hace dos meses incluía reuniones no solo con el rey Salmán, sino también con el príncipe heredero, su sobrino Mohamed bin Nayef, y con el segundo sucesor, su hijo Mohamed bin Salmán, que es el ministro de Defensa y el máximo responsable de la política económica del país.

Lo que no incluye la visita es reuniones con activistas políticos contrarios al régimen, ni con ONGs, así como tampoco ninguna defensa de los DDHH, ni ninguna condena explícita a su continuo incumplimiento de los mismos. Para eso, para hacernos los buenos, ya tenemos Venezuela y porque no tienen millones de euros para poner sobre la mesa y hacer que nuestros queridos gobernantes y medios de comunicación se olviden de ellos, porque si los hubiera, no sabríamos ni que existe.

¿Dónde están los reporteros del Programa de Ana Rosa o de Espejo Público que día tras día conectaban desde Venezuela dando lecciones de moral? ¿Por qué no hacen lo mismo desde Arabia Saudí? ¿Por qué no van a Yemen a denunciar lo qué está ocurriendo?

Felipe VI irá el sábado, se hará la foto y los titulares serán sobre el gran negocio que supondrá para empresas españolas todos los acuerdos que allí se alcancen. Nos lo venderán como un gran éxito de la monarquía y las referencias a los DDHH de haberlas, serán mínimas, porque eso a nuestros medios solo les preocupa cuando desde arriba se lo indican, o ¿acaso creéis que lo que ocurre en Venezuela realmente les importaba?

¿Qué ha cambiado con Felipe VI? Nada, es la misma monarquía de antes, solo que este rey todavía no se nos cae por los suelos de vez en cuando y es más joven y más guapo. Ese es todo el cambio que representa, por lo demás sigue siendo un intermediario y un señor que vive con múltiples privilegios, en su palacio alejado de la realidad y que se dirige una vez al año a sus súbditos desde un discurso frio y vacío que le preparan, pero que nunca se acerca al pueblo, nunca da entrevistas, no tenemos la más mínima idea de como es este señor que resulta que es el Jefe de Estado, en las distancias cortas y tampoco lo hemos podido elegir en las urnas. Lo único que sabemos es que está ahí, haciendo lo mismo que su padre y por ser hijo de su padre. Nada más. ¿Dónde está la modernidad que se supone representaría el nuevo rey para la institución de la Monarquía? ¿Cuál es el papel de la reina? ¿Dónde está la defensa de los DDHH? ¿Cómo no nos escandalizamos como país de que un señor al que no ha votado nadie vaya a un país que no respeta la carta de DDHH a vender armas para que sigan masacrando un país? Yo de verdad, que me pongo enfermo ante tanta hipocresía.

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