No tuvimos que esperar mucho. Tres días después del inicio de una nueva ronda de sangrienta hostilidad entre israelíes y palestinos, se usó el arma más poderosa de cualquier guerra: la psicológica.
¿podrá el estado judío resolver un choque cultural que amenaza su existencia? Los años venideros serán prósperos económicamente y a la vez difíciles socialmente para Israel.
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