Jara y Sedal

Por Hernán Tiseyra

La pesca ha sido siempre un deporte de paciencia y temple, pero como en todo deporte también existe la trampa, no conformes con lo que la naturaleza de por sí brinda, hay quienes sin mucho escrúpulo “ceban” el agua, inundan los acuíferos con fáciles y tentadores manjares para que las futuras presas caigan en sus redes y anzuelos.

Corría el año 1997, los bancos y cajas de ahorro, no conformes con sus ganancias especulativas, decidieron “cebar” su coto particular (Ayudados por el gobierno con desgravaciones en el IRPF por la compra de viviendas) regaron de créditos, prestamos, hipotecas a cuanto ser humano se acercaba a preguntar la hora. “¿En esta economía boyante, quién no quiere tener casa propia (amueblada desde ya) y porqué no un coche? “. Cientos, miles, millones de personas, cayeron en sus redes, mordieron el anzuelo de la esperanza y creyeron en el “amigo” banquero.

Pero los pasos siguieron su natural orden, después que el “pez” pica, hay que recoger el sedal. Estalló la burbuja inmobiliaria, los sueldos se estancaron y gracias el Euribor, las tasas y el precio de las viviendas ascendiendo, el endeudamiento de los españoles se triplicó en menos de diez años. Cuando en el año 1986 suponía un 34% de la renta disponible, en 1997 pasó a un 52% y en 2005 llegó al 105%. Ante la imposibilidad de pagar la deuda de sus hogares, los propietarios se convirtieron en morosos, esa hermosa palabra para los execrables banqueros que les posibilita transformar “nuestro hogar” en “sus viviendas”.

Luego de años sin soluciones, donde la única voz que se levantaba era la del pueblo y el gobierno haciendo oídos sordos, no sólo a las reclamaciones, sino al llanto y los gritos desoladores de quienes perdieron todo; Llega año electoral, y las promesas de turno, nos hablan de dación en pago para solucionar las diferencias con los bancos. ¿Pero qué patraña es esa?, ¿Qué clase de solución es aquella que me insta a (luego de pagar durante años intereses abusivos) quedarme sin nada, para que mi “amigo” el banquero esté en paz?.

De ninguna manera la “dación en pago” es la solución, cabría esperar que las cajas rescatadas con dinero público (ya que no lo van a devolver) hubieran cancelado la deuda de sus hipotecados, pero no. Al menos entonces exigimos, si EXIGIMOS, para algo somos el pueblo soberano, que se ajusten los créditos y las hipotecas al entorno económico de cada familia, que se hagan moratorias o amnistías (como se hace con el dinero negro de los ricos) que permitan el aplazamiento o fraccionamiento del pago de las deudas. De hecho, la cifra de desahucios y ejecuciones hipotecarias sigue creciendo en el país. Según las cifras publicadas por el INE (Instituto Nacional de Estadística) estos aumentaron un 7,4% en 2014.

Particularmente me duele cuando las palabras no alcanzan a describir el sufrimiento, cuando la gente se suicida, cansados de luchar en una “guerra” sin frontera y sin esperanza. Duele cuando familias enteras quedan en la calle, niños sin techo, ancianos sin hogar, imposible resumir el daño que han hecho a la sociedad los especuladores, terroristas de una sociedad basada en el consumo y el sálvese quien pueda.

Como colofón y a modo de pajarillo verde en la caja de PPandora, dar un enorme aplauso desde el corazón a toda esa gente que lucha no solo por lo suyo sino por lo de todos, como son los de la plataforma afectados por la hipoteca (PAH)

Escrito y montaje fotográfico: Hernán Tiseyra (@htiseyra)

 

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