México | Información y control, por Jose de Villa

Por Jose De Villa @JosedeVilla1 | Viñeta de Javier F. Ferrero @SrPotatus

El problema de satisfacer la conducción de un Estado no se circunscribe a la capacidad técnica, administrativa o de negociación de los cuerpos directivos del gobierno del Estado, sino que comprende fundamentalmente la capacidad de movilizar corrientes de opinión en favor de los programas y acciones de las autoridades. Se debe crear consenso de opinión que permita reforzar tres aspectos del sistema directivo:

1) La información y la motivación de todo tipo de públicos especializados

2) La creación de consenso en zonas críticas de la política gubernamental y de la imagen institucional

3) La transmisión de información pertinente y significativa al pueblo y a los sistemas de decisión e influencia política.

Toda conducta política está determinada en forma fundamental por dos variables:

1) El flujo de información generado por los medios de comunicación

2) Por las redes de comunicación cara a cara (rumor) y/o electrónicas (twitter, facebook).

Y, a su vez, todas las funciones desempeñadas en el sistema político (socialización y reclutamiento; articulación de intereses; adopción, aplicación y adjudicación de normas) se llevan a cabo mediante la comunicación. Además de los medios de comunicación masiva, actúan como canales institucionales de comunicación política, las organizaciones, los grupos y los mecanismos para la articulación y asociación de intereses (partidos políticos, sindicatos y, en general, las organizaciones de resistencia social, sean institucionales o no).

Los medios de información brindan al pueblo una comprensión de las percepciones políticas de los centros de poder, ayudando a crear nociones e interpretaciones comunes de la realidad política que les conviene. La gente es capaz de tener opiniones políticas sobre temas que ignora. Las evaluaciones son aprehendidas y no se relacionan necesariamente con un monto de información. La distribución de imágenes adecuadas políticamente, es producto terminado de los medios y las redes de comunicación. Las redes de comunicación cada día están más manipuladas subrepticiamente por el Estado, bajo el disfraz “ciudadano”.

La función principal de la información gubernamental es demostrar la legitimidad de las políticas seguidas. La legitimidad implica la capacidad del gobierno para crear y conservar la creencia de que su autoridad y su política son las más apropiadas para los intereses de los diferentes estratos de la sociedad. Mientras que la eficacia es instrumental, la legitimidad es evaluativa. Por ello, función determinante de la información gubernamental es la generación de imagen positiva respecto a las instituciones  y a las autoridades, en los públicos claves de decisión política. La imagen es un atributo cognoscitivo de un sujeto o conjunto de sujetos.

Desde luego, la capacidad negociadora de los cuadros directivos del gobierno puede reforzarse interna y externamente, en los ámbitos nacional e internacional, si se eleva la coordinación de las expectativas favorables a la política de dichos cuadros, de modo que la mayoría de los ciudadanos puedan comprobar que una proporción mayoritaria de la sociedad hará lo que ellos hacen, a la vez que así se reduce la coordinación de las expectativas contrarias y se les resta potencialidad.

La información concebida y manejada políticamente y el control masivo de las conductas son concomitantes en cualquier Estado, y a ello es lo que se se enfrenta cualquier conjunto de ciudadanos en su lucha por el derecho a ser informados con veracidad y gobernados con justicia. De ahí la importancia de los medios de información alternativa, como voz de los sin voz, y la necesidad de que la sociedad se emancipe con audacia e inteligencia para distinguir verdad y mentira, avance y retroceso.

 

 

 

 

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