Historia | Fernando Garrido Tortosa

Por Eduardo Montagut

Fernando Garrido Tortosa fue una figura muy significativa del siglo XIX español. Basculó entre el republicanismo y un primigenio socialismo, en contacto con las corrientes ideológicas europeas. En este artículo nos acercamos a su vida y obra.

Fernando Garrido Tortosa nació en Cartagena en el año 1821 en el seno de una familia liberal. Se trasladó a Cádiz donde conoció a los seguidores de las ideas del socialista utópico Fourier, entre los que destacaba Joaquín Abreu, un personaje que merece, por su parte, mucha atención. Garrido Tortosa se trasladaría a Madrid para dedicarse a difundir de las ideas del creador de los falansterios.

En la capital traba amistad con Sixto Cámara. Juntos, y con participación de Ferreras y Aguilar, crearon la sociedad “Los hijos del pueblo”, con objetivos revolucionarios. En 1848, en plena oleada represiva de Narváez para evitar el contagio revolucionario europeo, es detenido porque había publicado un folleto considerado subversivo, cuyo título era “La defensa del socialismo”. En el año 1851 salió de la cárcel y decidió marcharse al extranjero. Llega a Londres y comienza a frecuentar los círculos de todos los refugiados y exiliados que habían huido de sus respectivos países cuando las revoluciones de 1848 fueron duramente reprimidas. Su relación con Mazzini fue muy importante, entrando a formar parte del Comité Democrático Internacional.

En el año 1854 regresa a España aprovechando el triunfo de la Vicalvarada que abría el Bienio Progresista y comienza su lucha a favor de la democracia y contra la reina Isabel II, como se puede leer en Espartero y la Revolución. Sus ideas le acarrearon un proceso judicial. Fue defendido por Emilio Castelar. Al año siguiente publica La República Federal Universal, que se convierte en un programa para el republicanismo español del momento. Pero esta nueva obra vuelve a ocasionarle problemas con la justicia. En otro proceso es condenado al destierro y marcha a Lisboa. Se vincularía con la conspiración de Sixto Cámara y, de nuevo es desterrado, marchando a la capital británica, y luego a París.  De esa época es su obra Democracia y Socialismo, con prólogo de Mazzini, así como La España contemporánea. Nuestro protagonista sufrió decenas y decenas de procesos judiciales. Todos estos juicios por delitos de opinión nos permiten comprobar hasta dónde llegaba la libertad de expresión (libertad de imprenta, como era conocida en aquella época) en la España liberal.

El triunfo de la Revolución de 1868 le permite regresar a España. En el Sexenio Democrático fue diputado por Cádiz en las Cortes Constituyentes de 1869 y en las Cortes de 1872. Durante la I República es nombrado Intendente General de las Filipinas. Al fracasar la primera experiencia republicana y producirse la Restauración Borbónica debe exiliarse, en primer lugar en Lisboa, y luego en París. Allí se dedicó escribir y a pintar, ya que el arte fue otra de sus grandes pasiones.

Retornó a España en 1879. De ese año es una obra sobre cooperativas. Siguió escribiendo diversos libros y colaborando en el periódico “La Unión”. Garrido falleció en 1883 en Córdoba.

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