Cultura | Hechos y posverdad en un mundo caótico

Por José Antonio Pujante

En un mensaje grabado por la BBC en el año 1959 el gran filósofo británico Bertrand Russell responde a una pregunta sobre qué legado fundamental de su pensamiento querría que conocieran los humanos en el futuro. ¿Qué piensa usted que valdría la pena decirle a esa generación sobre la vida que usted vivió y las lecciones que usted de ella aprendióFue la pregunta exacta que formuló el periodista.

La respuesta que dio tenía una doble dimensión: intelectual y ética. Al igual que antaño Kant intentó responder a dos cuestiones y preocupaciones fundamentales del ser humano ¿qué puedo conocer? y ¿qué debo hacer?, Russell de forma breve y concisa hará, en el apocalíptico mundo de la era atómica, lo mismo.

La primera recomendación será que nos atengamos a los hechos, que no nos desviemos de los mismos. Y la segunda, que seamos tolerantes con los que piensan de forma diferente, que la fuerza del amor es sabia y que el odio es estúpido. Así de sencillo.

Con este conciso legado podemos actuar y desbrozar un camino llenos de obstáculos. Estos baches y piedras nos sitúan ante el dilema de superarlos o, bien, tomar el camino alternativo que nos conduzca al abismo.

Y es que, vivimos en un mundo en donde los hechos quedan relegados a un almacén administrado por quienes detentan el poder. Ellos seleccionan qué hechos serán conocidos y cuáles no, qué interpretación de los mismos se hará y, además, quienes serán los legitimados para difundir la noticia. No es la verdad desnuda del acontecimiento lo que prima sino la posverdad, es decir, al crear y modelar la opinión de la gente, los hechos objetivos tienen menos influencia e importancia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales.

No hay más que ver y oír los informativos de las principales cadenas de televisión de nuestro país. Las noticias, sobre los más trágicos acontecimientos, se suceden de manera atropellada sin que jamás se pueda, siquiera, atisbar las causas de los mismos. Otros eventos dolorosos se ocultan a la opinión pública o apenas se mencionan y, cuando es así, la mención es irreal. No se nos dice casi nada de la brutalidad del régimen de Arabia Saudí hacia su propio pueblo, especialmente sobre las mujeres, del uso de bombas de racimo, vendidas por el Reino Unido, sobre la población de Yemen, de la financiación del extremismo islamista. Y es que el negocio del petróleo silencia y distorsiona muchas verdades. Otra variante de la posverdad es el hecho loco en donde se informa de forma desordenada y sin analizar ni el contexto ni las causas de un suceso, como ha ocurrido con el gasolinazo en México.

En esta era de la posverdad en la que lo emocional prima sobre el hecho objetivo hemos trasmutado el mundo real de tierra, aire y agua en una nueva y evanescente realidad virtual. Es una actualización del mundo descrito por Orwell en su obra 1984.

Debemos apelar, por tanto, a la exposición de los hechos desnudos en su propio contexto para luego interpretarlos con libertad, crítica y racionalmente. No debemos aceptar el hecho manufacturado, sesgado y envuelto con el lazo de la razón instrumental del poder.

Pero, cómo cumplimos con el segundo legado de Russell, es decir, ¿qué debemos hacer? Aquí, creo necesario traer al gran sabio británico, recientemente fallecido, John Berger:

“Hay muchos en el mundo que resisten y luchan para evitar que esto siga ocurriendo, que ven todo esto con la claridad con la que estoy hablando… Y a mucha de esta gente, que resiste y que lucha, se le llama rebelde o terrorista o criminal.

Y sabemos que los poderes públicos y los medios de comunicación de masas utilizan hoy día la palabra libertad para traicionarla y ensuciarla. Pero cuando pienso en lo que pasa en el mundo me doy cuenta que ahora es más necesario que nunca resistir. Ese momento, cuando decides resistir y luchar, es cuando empiezas a dar los primeros pasos para dejar de ser lo que nos obligan de alguna forma a ser y empezar a ser algo que eliges.»

Berger, que fue un gran defensor de la causa Palestina, conocía muy bien el sufrimiento de este pueblo y su capacidad de lucha y resistencia. Por eso, afirmaba que en este mundo caótico sólo cabe resistir y luchar. En un mundo con crecientes prejuicios, desigualdades y pobreza debemos resistir y combatir con las armas de la tolerancia y la solidaridad.

1 Comment

  1. «Hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse revelado, no serán conscientes. Ese es el problema.»
    Orwell.

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