Grises

 

Por Manuel Tirado

Podéis adentraros tranquilos en la lectura de los siguientes párrafos porque no voy a hablar de Cataluña. Voy a hablar del gris, del color gris, de los distintos tonos de grises que nos rodean para bien y para mal en esta España gris de los últimos tiempos.

Aprovechando el título, no voy a hacer el símil facilón de comparar la actuación de la policía el pasado 1 de octubre con los palos que pegaban los grises en las manifestaciones de estudiantes allá por los setenta. Tampoco voy a utilizar el título de este artículo para explicarle a la gente que entre la postura inmovilista de ver un solo color, blanco o negro, de Rajoy y Puigdemont, puede haber una gran cantidad de grises que abran la puerta a un entendimiento y una solución a lo que se nos viene encima en Cataluña y en España.

No voy a hablar tampoco del color gris para hacer referencia a nuestro monarca, ni de que en su discurso de televisión pareció ponerse el chaleco azul del Partido Popular y en ningún momento de su también “gris” intervención habló de reconciliación y entendimiento. Un Jefe del Estado gris que emula a unos políticos grises que no han  sabido en ningún momento hacer frente a un dilema que les planteaba la historia y que esperemos no tengamos que pagar los de siempre, los españolitos de a pie con gabardinas grises que cada día nos levantamos al trabajo (quien lo tiene) bajo el cielo gris de un ya de por sí jodido panorama laboral, que ese sí que lleva ya mucho tiempo negro, negrísimo.

El gris siempre depende de los dos colores de los que proviene, pero es un color distinto, que en definitiva es lo que necesitamos en esta España tan cainita: una visión distinta al “choque de trenes”, un color intermedio que aporte soluciones que no acaben en el enfrentamiento y la fractura social

Dicen que el color gris se relaciona con el aburrimiento, lo anticuado, lo insípido, la crueldad y también con la tristeza y que es un color sin fuerza que precisamente se produce por el resultado de la debilidad del negro y la suciedad del blanco. Y quizá esto último es lo que haga que este color sea algo maravilloso. Porque el gris, a pesar de sus tonos tristes, surge a partir de dos antagónicos y de su debilidad, es decir, que es capaz de alzarse triunfante entre los dos colores predominantes. Nunca  hay que perder la esperanza, ya que de dos antagónicos puedan salir cosas positivas. Nuestros políticos deberían tomar nota de los colores, ya que a veces surgen cosas buenas de la unión de los contrarios.

Pero aquí el protagonista sigue siendo el gris. No nos desviemos. Quizá, para tratar de buscarle una salida al problema del referéndum catalán (sigo hablando de colores y no de política) habría que añadir un tono gris que precisamente se separe del negro y el blanco, de la dos posturas inmovilistas de “nacionalistas catalanes” y “nacionalistas españoles”, que están tensando la cuerda hasta un punto nunca antes visto. Además el gris siempre depende de los dos colores de los que proviene, pero es un color distinto, que en definitiva es lo que necesitamos en esta España tan cainita: una visión distinta al “choque de trenes”, un color intermedio que aporte soluciones que no acaben en el enfrentamiento y la fractura social.

Para colmo el gris vuelve a ser el color de la tele pública en nuestro país. Una televisión pública que, aunque en color, nos retrotrae, con un tratamiento de la información totalmente sectaria y al servicio del gobierno de turno, a ese color gris de los años cincuenta y parece hacernos vivir perpetuamente en la oscuridad de aquellos cines de posguerra donde se veía el NO-DO, ese panfleto en imágenes donde se proclamaban las hazañas de Franco y los parabienes del recién impuesto régimen del nacionalcatolicismo.

Os juro que no iba a hablar de Cataluña, pero el gris da para mucho. Incluso para ser el color de la cortina de humo en la que se está convirtiendo la independencia de Cataluña. Un humo gris que tapa la voz de miles de manifestantes en Murcia que piden a gritos que el muro del AVE no divida en dos la ciudad. Un humo gris que nunca debe hacernos olvidar que siguen los recortes, los trabajos de mierda, las cuentas en Andorra y en Suiza, los problemas en sanidad y educación, los desahucios, la pobreza energética, los asesinatos machistas y un largo etcétera de luchas que no debemos olvidar.

Por favor no dejemos que nos coman “la materia gris”.

 

Manuel Tirado Guevara

@manologandi

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