El gran reciclaje universitario

Por Economía Alternativa

La nueva explotación es la amada. Cuando le afirmaba a un amigo que el opio del pueblo ahora mismo es el propio sistema, que no hay una iglesia a la que culpar, me refería a esto. La línea difusa entre proletarios o no, no evita que veamos que todos los trabajadores están bajo un sistema de explotación —becarios incluidos—.

Aunque parezca inconexo, no lo es. El sistema, la universidad como vehículo, nos educa para desear pertenecer a cierto engranaje, a cierta empresa. La universidad, la experiencia de las practicas —en la mejor empresa posible para ganar CV— nos hace olvidar los derechos laborales. Derechos, que ya de por si están difuminados en el escabroso mundo de los convenios universitarios. Si a eso, añadimos que en el puesto de trabajo donde están los becarios no existen, normalmente, sindicatos de clase —cuando existen habría que analizar sus papeles, y si son verdaderamente de clase—.

Las ideas de clase burguesa descienden a los jóvenes de clase obrera que quieren obtener mayor conocimiento en la universidad

Ser becario hoy en día es ser el trabajador que más plusvalía regala, ser el trabajador más bajo de la cadena. Por mucho que haya otros puestos más costosos, de más esfuerzo. El rendimiento que se obtiene del becario es el mayor que se puede obtener en términos relativos en tanto realiza la tarea de cualquier trabajador convencional —e incluso con conocimientos más actualizados—.

Se vende la idea del favor al trabajador, quiero que tengas una experiencia de un trabajador normal, que te sientas uno en la empresa ¿No querrá tener un trabajador normal y no pagarte como tal? EL problema es que el becario interioriza ese como un trabajador normal y se cree tal. La apariencia es aquí, entonces, un todo. Es decir, parecer ser se traduce como ser. Lo que primero se engendra en la empresa, toma arraigo en el trabajador. Así la alienación “proletaria” aparece aquí. Un proceso de aprendizaje que se inyecta en la maquinaria industrial y que se traduce como un técnico de bajo coste.

Ahora el problema se plantea desde las dos posiciones: 1. Tanto el mercado animado por la entrada de trabajadores con salarios —ayudas al estudio— bajísimos, por debajo de lo socialmente necesario para vivir —hay que recordar, que estos trabajadores entran al mercado sostenidos económicamente por la familia—. 2. Como una actitud pasiva en el fuero interno de los trabajadores. Es decir, el capitalismo se ha implantado sobre los becarios como lo hizo sobre la clase proletaria en los escritos marxistas.

La universidad se ha convertido en un centro de reciclaje de la clase trabajadora, creo que puede ser parte del opio que antes he focalizado sobre el propio sistema. Cuando la iglesia como controladora de masas ha perdido cualquier motivo y/o razón el avance necesita de otras herramientas para continuar con el control de la clase explotada. Este control se disfraza de libertad de elección en los trabajadores. Las hordas de estudiantes que entran cada año en la depuradora formativa, “eligen” el futuro y como se van a insertar en el mercado laboral —hay que ver que tan libertad de elección existe en el escoger de los estudios a realizar—.

El estudiante entrega parte de su vida —literalmente entrega cuatro años como mínimo de la misma— a cambio de una formación útil para el mercado ¿El estado que da a cambio? ¿Se trata de un servicio totalmente gratuito y sin contrapartida? Viendo como se ha constituido el acceso mayoritario de la clase obrera a los estudios de alta cualificación, contextualizado en una destrucción de los núcleos de mayor lucha —minero y astilleros— por parte del antiguo gobierno del colombiano del PSOE Felipe González. ¿Creemos que no añadió, una vez más, el Estado en los intereses de la burguesía nacional que necesitaba continuar creciendo? El Estado, la burguesía, obtuvo la destrucción de la futura masa obrera. Obtuvo la entrada en el mercado de millares de trabajadores formados. Trabajadores que donde entran, se encuentran con una ausencia de lucha sindical.

Pero hay que volver a atrás ¿Por qué el estudiante acepta eso? ¿Por qué trabajar a bajo salario si se ve haciendo las funciones de un trabajador normal? Primero hay que decir que el submercado de las becas se encuentra mucho más liberalizado que el mercado laboral, lo que permite que la posición de la empresa sea más poderosa. Es decir, inyectar presión. ¡que capacidad tendrá el pobre becario que lleva cuatro años olvidando la clase y anhelando el trabajo! Sale al mercado un trabajador sin capacidad de maniobra —que llega a trabajar incluso sin percibir ningún salario, siendo aquí la plusvalía el total del valor generado por el trabajador— que se enfrenta a una empresa que juega con el total de la información.

No es necesario impedir que las empresas entren en las aulas por la firma de convenios porque la universidad ya está en los estudiantes. El hecho de hacerlo material, real, únicamente constataría el hecho de que el estudiante se encuentra desposeído de su futuro. Es decir, permitiendo que las empresas patrocinen cátedras, promocionen becas… únicamente se hace más real lo que ya ocurre. Siendo incluso, esta realidad contraproducente para las propias empresas, en tanto e enemigo ya será visible. Permitiendo encabezar un movimiento real contra un enemigo tangible que ha abandonado la sombra de las ideas de los estudiantes para materializarse en publicidad y conquistar espacios.

¡Ay si todo el problema fuera ese! La universidad no es únicamente una máquina de desclasamiento, sino que mezcla las clases sociales. Permite un filtro de cascada hacia abajo que aumenta la posibilidad de alienación. Las ideas de clase burguesa descienden a los jóvenes de clase obrera que quieren obtener mayor conocimiento en la universidad. Enfrentándose así a una ideología dominante en el plan de estudios y una ideología dominante en lo social ¡Quien al acabar la universidad sigue sabiendo que viene de los explotados es un superviviente! Pero aquí aparece una cosa nueva en la ecuación. Si siempre hemos entendido que entre los capitalistas existe una guerra interna la cual permite el avance de la sociedad, ahora vemos que esa guerra se encuentra también entre los jóvenes burgueses que buscan su espacio en el nuevo medio —aunque pocas veces es nuevo, habría que analizar la endogamia de la clase dominante— con los jóvenes proletarios que buscan lo único que pueden buscar, trabajo.

Sobrevivir en este mercado de trabajos difuminados, y de condiciones precarias, donde el joven burgués puede permitirse ser sostenido económicamente por una capacidad económica familiar mayor se convierte en una aventura —recordamos lo que he dicho antes, el becario sobrevive gracias a los padres—. La competencia laboral de los becarios se encuentra, se mire por donde se mire, orientada para aniquilar cualquier esperanza de organización proletaria dentro de sus filas.

Ser becario hoy en día es ser el trabajador que más plusvalía regala, ser el trabajador más bajo de la cadena

También he añadido antes que todo esto ocurre en un sector —aunque en todos los sectores— donde los trabajadores no están sindicalizados o tienen una fuerza bastante marginal los sindicatos. En España se tomó la decisión de abandonar el trabajo cualificado en el sector privado, y los trabajadores cualificados —quienes ya habían sido depurados— de continuar una lucha que no entiende de intensidad laboral sino de relaciones de producción. Cualquier lucha que nazca en las entrañas del becariado tiene que tener su símil en los trabajadores de alta cualificación. Es decir, no se trata de una lucha estudiantil, en tanto se entiende el becario como un trabajador más. Se trata de una lucha laboral en tanto ocupan plazas de trabajadores al uso, presentándose en el mercado como una fuerza negativa a la capacidad de negociación de los trabajadores. Es más, los becarios que muchas veces entran al mercado compitiendo con jóvenes burgueses privilegiados de un salario irrelevante —quienes no sufren una enajenación de su fuerza de trabajo, sino que invierten en un futuro con el enriquecimiento del CV—se comportan como verdaderos amantes de la empresa llegando incluso a sembrar la duda en el comportamiento del becario procedente de la clase obrera ¡No actúas en función de tus intereses, actúas contra tus compañeros! —cabria aquí otro espacio para explicar el desarrollo de los trabajos por objetivos y en grupo.

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