Entrevista a Luis Gonzalo Segura «Nosotros no tendríamos que estar jamás al servicio de la orden de un mando, nunca»

Por Roberto Santos

Hoy os vengo a hablar de uno de esos hombres que ha denunciado un caso de corrupción en nuestro país y que tristemente es quien está sufriendo las consecuencias, pese a ser él quien denunció, mientras que los supuestos corruptos continúan tranquilamente con sus vidas. Desgraciadamente no es el único caso, pero bueno, mejor os pongo en antecedentes.

Luis Gonzalo Segura, fue teniente del Ejército de Tierra, cuenta con 13 años de servicio en las Fuerzas Armadas. En el año 2009 empezó a ver cosas que no le cuadraban: chanchullos de todo tipo, facturas falsas, desfases económicos en adjudicaciones…
Tras denunciar estos hechos a su superior, le aconsejan mirar hacia otro lado a cambio de un ascenso o alguna condecoración, avisándole de lo poco que le convenía seguir por ese camino.

Lejos de amedrentarse, el teniente Segura insistió en denunciar todos estos hechos, pero los tribunales ignoraron todas y cada una de sus denuncias, nunca se investigó nada, ni se hizo ningún tipo de auditoría. Tras esto, decide escribir su primer libro, “Un paso al frente”, en el que denuncia todos los hechos que ha conocido y nos ofrece un retrato inédito de las Fuerzas Armadas que, por otro lado, no se caracterizan por su transparencia, lo que rápidamente despierta el interés de los medios de comunicación.

Justamente sus declaraciones en los medios y la publicación de su libro le llevan a estar arrestado casi 5 meses sin un juicio previo. Tras todos esto, escribe su segunda novela, “Código Rojo”, lo que supone su expulsión definitiva del Ejército al día siguiente de su publicación.

Pues bien tras todo esto, hace unos días conocimos la sentencia del Tribunal Supremo sobre el recurso que el teniente presentó tras ser expulsado de las Fuerzas Armadas y que tenéis publicada íntegramente aquí en Nueva Revolución y tras esto decidimos que queríamos que fuese él quien nos contará como se siente y sus impresiones sobre todo lo sucedido.

La conversación ha sido distendida y he de deciros que me he encontrado con un hombre extremadamente educado al que he notado cansado y algo desanimado por este último revés, pero que a su vez no tira la toalla y piensa seguir luchando. Esto fue lo que me contó:

Buenos días, gracias por atenderme y contestar a mis preguntas. Lo primero de todo, ¿cómo te has quedado tras la sentencia del Supremo?

-Pues imagínate, por un lado se esperaba que hicieran algo así, que actuaran de está manera. Y por otro lado te quedas muy triste. La verdad que ha sido un palo duro, pero por otro lado era sabido, no se puede esperar otra cosa de este tipo de sentencias.

¿Te esperabas entonces ese veredicto?

-Con la cabeza sí que me lo esperaba, con el corazón no. Siempre tienes la esperanza de que te den la razón. Es algo tan manifiestamente injusto que piensas que no puede ser que vaya a suceder y al final sucede.

He visto que lo vas a llevar al Tribunal de Estrasburgo, ¿tienes más esperanza en este tribunal, en la justicia europea?

-Yo creo que sí, que en este caso se trata de un hecho flagrante y entiendo que sí, que me daran la razón. Para empezar en España ya hay cuerpos que tienen libertad de expresión, como es la Policía y por supuesto hay ejércitos que tienen libertad de expresión y sería completamente inasumible que no me dieran la razón.

Hombre, me he leído la sentencia y la verdad que llama la atención, cuesta saber si es una sentencia o un relato perfectamente armado…

-Sí, si te fijas han tejido toda la sentencia como si fuera muy insultante lo que he dicho, pero vamos, tú ves la entrevista y ves que no hay por donde cogerlo.

Yo la he visto y lo que he visto no es insultante, más bien todo lo contrario, estás denunciando corrupción en el ejército, que es algo que más bien debería ser premiado y no castigado, ¿no?

-Claro, además fíjate que nadie en ningún caso ha dicho que fuese falso lo que yo estoy denunciando ahí, y este es el matiz importante. Si lo que yo estoy diciendo no es falso, no me pueden expulsar de las Fuerzas Armadas. Otra cosa, es que las FFAA pudieran decir, hemos hecho una auditoría externa y pública que demuestra que todo lo que usted está diciendo es falso, aquí en las fuerzas armadas no hay acoso sexual y no hay acoso laboral… Pero oiga, es que todos los oficiales y suboficiales condenados por acoso sexual, ojo, condenados, siguen dentro del ejercito, igual que todos los que han sido condenados por robo, malversación, incluso, hay están los militares que torturaron detenidos en Irak que solo han sido sancionados. No me puede decir que no está pasando lo que todos vemos que está pasando.

Para que quede claro, ¿no te ha desmentido nunca el ejército?

-Jamás, ni me ha desmentido, ni nadie me ha denunciado por lo que he dicho. Jamás, jamás, ni me han denunciado, ni obviamente me han condenado por nada de lo que he denunciado. Y es más, yo desde aquí les reto, al Ministerio de Defensa o las fuerzas armadas, o a cualquier militar de los muchos a los que he denunciado con nombre y apellidos, les reto a que me denuncien. Si es tan ofensivo e incierto lo que he dicho, aquí los espero, que me denuncien. Pero es obvio que no lo van a hacer porque lo que he dicho, ni es una difamación, ni es una injuria, ni es una calumnia y por lo tanto no he cometido ningún delito.

Tú escribiste un primer libro, “Un paso al frente”, que fue lo que destapo todo esto y por lo que vinieron luego las entrevistas en prensa, como la que se menciona en la sentencia, que hiciste en “El Intermedio”, sé que incluso fuiste arrestado varias veces por todo ello. Y claro, viendo las consecuencias que ya te trajo el primero, ¿por qué decidiste escribir un segundo libro?

-Bueno este segundo libro, “Código Rojo”, es diferente al primero porque lo que intenta explicar es por qué las fuerzas armadas llegaron al punto del primer libro, porque en ese primer libro yo me centraba nada más que en las fuerzas armadas. En este caso hablo del tráfico de armas, del tráfico de drogas, de una serie de elementos que me parece que son importantes, los suicidios, los maltratos, una serie de circunstancias que yo creo que se tienen que contar.

¿Es posible democratizar el ejército?

-Sí y tiene que serlo. Nosotros tenemos que conseguir que no solo el ejército, las fuerzas armadas e incluso la guardia civil sean instituciones más democráticas, más horizontales y no por ello van a ser menos efectivas, no van a dejar de funcionar. ¿Un hospital deja de funcionar porque se meta en la cárcel a algunos enfermeros o enfermeras? No, no va a dejar de funcionar. Quiero decir, la disciplina en el siglo XXI sigue estando vigente, pero es un concepto que nada tiene que ver con el concepto de disciplina del siglo XIX, y no creo que nosotros debamos mantener ese tipo de disciplina.

No sólo eso, el ejército para mí es algo absolutamente opaco, de lo que yo como civil apenas se nada y como yo mucha gente, tengo la imagen que nos trasladan de un ejército moderno, muy profesional, pero poco más. No sé cuáles son las reglas que imperan, ni nada de lo que pasa ahí dentro.

-Bueno a ver, el ejército es moderno y profesional, como lo es el ejército turco o el de Arabia Saudí, que está exterminando Yemen y no está dejando títere con cabeza, habiendo asesinado ya a más de 10.000 personas, de los cuales más de 3.000 son civiles. Bueno, es profesional, sí, muy profesional. Ahora bien, ¿son demócratas los generales saudíes? ¿Son amantes del derecho internacional y de los derechos humanos? Yo diría que no. Si tenemos en cuenta además que se trata de un país donde han decapitado a 200 personas por adulterio y por ateísmo, es evidente que no son ni demócratas ni defensores de los DDHH.
A veces nos quieren hacer creer que porque nuestro ejército sea un ejército exterior y ha dejado de ser un ejército que para lo único que valía era para dar un golpe de Estado o para recibirlo, que ahora abarca otro tipo de cosas, como participar en las guerras neocoloniales norteamericanas, ya es demócrata y un ejército moderno y no, no tiene nada que ver, son cuestiones muy diferentes.

¿Debería estar más controlado por el poder civil?

-No solo controlado, subordinado al poder civil y este es un matiz que me parece importante. Nosotros no tendríamos que estar jamás al servicio de la orden de un mando, nunca, bajo ningún concepto. Nosotros tenemos que estar al servicio de la ciudadanía, al servicio de los derechos humanos, al servicio del derecho internacional… Es decir, un bombero no trabaja al servicio de su jefe, sino para apagar un incendio y sabe lo que tiene que hacer en cada momento para apagar ese incendio, porque tiene un conocimiento exacto de una serie de protocolos en una serie de circunstancias, en las que tiene que intervenir y esa es su forma de actuación. Un policía puede investigar un caso, pero también está subordinado a una serie de elementos como puede ser el derecho y no se salta estos elementos porque su jefe se lo ordene. Bueno pues desde ese punto de vista, nosotros tenemos que tener militares que estén absolutamente subordinados a estos elementos y no a las ordenes que es lo que a día de hoy sucede.

Desde que has denunciado, ¿cómo han reaccionado tus compañeros militares? ¿Te han apoyado? ¿Cómo se vive desde dentro?

-Sí, sí que he recibido mucho apoyo de compañeros militares, especialmente de soldados, de suboficiales que quieren que las cosas cambien. Pero bueno no es fácil, hay muchísimo miedo, fíjate lo que han hecho conmigo, que al fin y al cabo soy un teniente, con lo cual imagínate un soldado lo que puede pensar que van a hacer con él, si a mí me han expulsado de esta manera a un soldado aún con mayor facilidad.

Entiendo entonces que hay miedo a represalias.

-Sí, el miedo a las represalias existe y luego por otro lado, en este país se nos educa y se nos programa en el individualismo y este es uno de los grandes problemas que tenemos. Al final vivimos en una sociedad de individuos completamente autómatas que sólo responden, que sólo hacen algo, cuando son ellos los afectados y no se dan cuenta de que por ejemplo, este tema de las fuerzas armadas, afecta a millones de personas y no solo eso, sino que además supone un gasto terrible en armamento que no necesitamos, en oficiales que no necesitamos… Todo esto repercute después en los recortes que se exigen desde Europa y me parece que es muy importante.

He visto también publicado en prensa, que además me ha llamado la atención enormemente, que tú has llegado a decir que “el acoso en el ejército es una herramienta de mando y no un delito”, ¿qué hay de cierto en esto?

-Sí y hay sentencias al respecto, que puedes ver en internet. Por ejemplo el capitán Cabrera, un oficial que le decía a su sargento M. A. R.: “¡Deja de hacerte pajas! No, mejor, como eres mujer, deja de hacerte dedillos, y piensa”. En fin, auténticas aberraciones. Y los juzgados militares dijeron que esto no era tan grave, que formaba parte de la jerga castrense. Así que bueno, dentro del lenguaje castrense parece que se acepta el acoso de mandos a sus subordinados e incluso el acoso sexual, que no solo no es castigado, sino que es fomentado. Todos los oficiales y suboficiales condenados por acoso sexual, siguen dentro de las fuerzas armadas. Así que obviamente es difícil acabar con ello.

Entiendo entonces que el papel de la mujer en el ejército es complicado, ¿todavía hoy por hoy?

-Muy complicado. Vivimos en una sociedad absolutamente machista y nuestras fuerzas armadas son un claro reflejo de eso. Aunque realmente es un reflejo mucho más extremo de lo que sucede en la sociedad. Solo hay que recordar al capitán condenado por 28 agresiones sexuales que a día de hoy sigue perteneciendo a las fuerzas armadas. Pensemos en esas 28 mujeres agredidas sexualmente, ¿cómo se deben sentir ellas?

¿Sabes si ellas siguen en el ejército?

-Pues no lo sé, pero muy probablemente el sistema se haya ido deshaciendo de muchas de ellas, puesto que en los últimos 10 años más de 10.000 militares han sido poco a poco, purgados de las Fuerzas Armadas.

Si con las mujeres las cosas están así, no me quiero imaginar con la comunidad LGTB, ¿existe mucha discriminación contra estas personas?

-Es tremendo, yo por ejemplo, en mi segundo libro, uno de los personajes es homosexual y le intente de alguna manera hacer un pequeño homenaje porque todo el que ha mostrado públicamente su homosexualidad ha sido expulsado del sistema, ha terminado fuera de las fuerzas armadas y eso me parece también terrible. Y por supuesto creo que todo el colectivo LGTB lo ha pasado fatal y merecen otro trato. Por ponerte un ejemplo, te voy a poner el de la capitán Patricia Campos, que escribió un libro también, en el que contaba que siendo oficial, la primera mujer piloto y lesbiana, cumplió con su deber y acabo su contrato y se fue porque no podía soportar aquel ambiente.

Me puedo imaginar cuan duro pudo ser para ella, mujer y lesbiana.

-Imagínate un ambiente machista, absolutamente retrogrado que no le dejo otra opción que tener que dejarlo.

¿Crees que es un problema de educación? ¿Falta educación en el ejército?

-Muchísima. En la sociedad en general, pero evidentemente en el ejército falta muchísima. Yo muchas veces cuando llamo golpista al rey emérito, cuando digo “Juan Carlos I fue golpista”, imagínate, las Fuerzas Armadas se brindan por el rey y de repente viene alguien que te dice eso y les desencaja por completo. Hace falta mucha educación, no solo en las FF.AA., sino en nuestro país, necesitamos conocer nuestra historia reciente para poder entender el porqué de lo que acontece.

Algo que me ha llamado mucha la atención, es que no he encontrado ninguna estadística sobre suicidios en nuestro ejército y créeme que he buscado. He escuchado y leído en varios artículos que son elevados, pero aún así no he podido encontrar ningún tipo de dato oficial sobre esto. ¿Hay alguna forma de cuantificarlos?

-Nada, no existe nada y te garantizo que debe ser una cifra aterradora. En la Guardia Civil desde el año 82 hasta la actualidad, se han suicidado casi 500 guardias civiles.

Tampoco he encontrado un reflejo en datos, de bajas por depresión dentro de las FF.AA….

-En ese sentido sí que te puedo dar una cifra, y es que en los últimos 10 años, 4.250 militares han sido expulsados de las FF.AA. por discapacidad. La mayoría de ellos sin pensión y sin ningún tipo de sostén económico. Es absolutamente vergonzoso.

¿Cuándo no estás bien el ejército se deshace de ti?

-Sí, es como si fueras un kleenex.

Sé que has estado arrestado por lo que dijiste en medios de comunicación, ¿cómo fue el trato durante esos arrestos?

-Fatal, te puedes imaginar, los primeros arrestos un poco mejor porque me dejaron hablar con otros soldados, pero después me prohibieron incluso eso, no podía hablar con nadie, pase verdaderas calamidades arrestado. Fue muy duro la verdad. Tuve la sensación de estar peor que los propios prisioneros en la cárcel y bueno, fue muy duro.

¿Te has arrepentido en algún momento de haber denunciado todo lo que has denunciado?

-Claro que a veces lo piensas y te arrepientes, piensa que yo he perdido mi trabajo y mi forma de sostenerme. Pero no, ni mucho menos me arrepiento. Lo he hecho y lo volvería a hacer, es verdad que hay cosas que cambiaría que seguramente haría distinto, porque no conocía el mundo mediático, pero en general, no cambiaría absolutamente nada.

¿Cómo es tu vida ahora, fuera del ejercito?

-Muy dura, porque los denunciantes como Ana Garrido, Roberto Macias o yo mismo, somos personas que hemos perdido nuestras vidas, no tenemos nuestro trabajo, muchas veces somos desahuciados, somos homeless, vivimos de la caridad. Para nosotros es casi imposible poder encontrar trabajo.

¿Estás encontrando muchas trabas?

Muchísimas, te puedes imaginar que personas como nosotros, si vamos a hacer una entrevista laboral, siempre van a querer coger a aquel que no tiene esos nombres y esos apellidos tan reconocibles.

Muchísimas gracias por atendernos y suerte en tu lucha.

Gracias a vosotros por la difusión.

Tristemente, Luis Gonzalo Segura está siendo el único en sufrir las consecuencias de su denuncia, justamente él, que es quien ha hecho lo correcto, que es quién ha tenido el valor de dar un paso al frente y llamar a las cosas por su nombre, cuando habría sido mucho más cómodo y rentable, mirar hacia otro lado y aceptar un ascenso.

Así de triste es la sociedad en la que vivimos, en la que quien denuncia la corrupción, acaba con la vida arruinada y de tribunal en tribunal buscando justicia, mientras que los auténticos corruptos siguen con sus vidas, con sus rutinas, como si nada.

Sinceramente espero que llegue el día en el que os pueda escribir que realmente se ha hecho justicia en este caso y en muchos otros, el día en que pueda volver a entrevistar al teniente para que me cuente que todo ha salido bien, que tanto esfuerzo ha merecido la pena. Desde aquí le deseo la mejor de las suertes y espero que está entrevista sirva para que todos nos plateemos, al menos, ¿en qué clase de sociedad vivimos que acaba castigando a quien denuncia en vez de al corrupto?

Por otro lado, ¿no debería escandalizarnos que señores condenados por agredir sexualmente sigan dentro de las Fuerzas Armadas que pagamos todos y sin embargo este fuera quien denuncia estos hechos o las propias víctimas? ¿Soy el único al que le resulta aterradora la idea de un ejército en el que los mandos viven como auténticos señores feudales usando a los soldados como auténticos esclavos? Si todo esto, no nos escandaliza, si no nos indigna y nos remueve por dentro, es que realmente somos una sociedad enferma y desde luego tendríamos que hacérnoslo mirar.

1 Comment

  1. Un excelente articulo, que presenta lo arcaico que son las fuerzas armadas, en el siglo XXI. Es el mismo problema en España, que en Mexico, que en Rusia, que en Francia, todas son el mismo modelo vencido de hace mas de un siglo. Necesitamos unas fuerzas armandas acorde al siglo XXI, dinamicas, al servicio de la ciudadania y no de los politicos, y transparentes.

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