Cultura | Dos modelos de polis: Atenas y Esparta

Por Susana Gómez Nuño

Atenas y Esparta. Dos polis con modelos de gobierno y de sociedad muy distintos, y lideradas por Solón y Licurgo respectivamente, se erigen como ejemplos antagonistas de ciudades-estado en la Antigua Grecia. En Atenas, imperaba un sistema aristocrático que controlaba las políticas que gobernaban a la plebe, impotente ante las injusticias que se cometían. Las cosas empezaron a cambiar con la llegada de Solón, que aun siendo miembro de la nobleza gozaba de una honestidad intachable.

Las reformas de Solón, considerado uno de los «Siete sabios de Grecia», buscaban calmar las tensiones producidas entre terratenientes y campesinos. Estos últimos acababan endeudados con la aristocracia e incluso, a veces, condenados a la esclavitud. Las leyes formuladas por Solón no solo prohibían la escalvitud, favoreciendo así a este debilitado colectivo, sino que también se repatriaban a los atenienses que habían sido vendidos como esclavos en el extranjero. Solón hacía responsable de la crisis a la ambición desmedida de los ciudadanos más acomodados de Atenas.

Así pues, Solón hizo reformas económicas y prohibió la exportación de trigo, lo cual puso freno a la especulación de la venta del grano al extranjero. Su reforma más importante fue la del censo, basada en la riqueza de la tierra así como en la obtenida a través del comercio. Segun la renta de cada ciudadano, este quedaba enmarcado en una clase, la cual conllevaba diferentes obligaciones y derechos. Solón tenía como objetivo el establecimiento de un buen gobierno o eunomía, con lo que aplicaba la justicia de forma racional y pragmática.

Solón introdujo en la sociedad ateniense justicia, moderación y el buen sentido en la política, además de asentar las bases de la democracia. A pesar de todos sus loables logros sociales, Solón fue testigo, en sus últimos años, de la escalada al poder del tirano Pisístrato y la instauración de su dictadura.

Licurgo fue el promotor de una nueva constitución espartana, llamada la Gran Rhétra. Tras estas reformas se escondía una crisis económica relacionada con las propiedades de los espartanos. La reforma de Liturgo definiría a los hómoioi o iguales e intentaría solucionar el problema de la transmisión de propiedades y el mantenimiento del número de ciudadanos, que tenía tendencia a disminuir con el tiempo.

Los espartanos recién nacidos se sometían al examen de los ancianos. Si eran considerados no aptos se les abandonaba a la intemperie. El resto permanecía con sus padres hasta los siete años, momento en que el estado se hacía cargo de su educación y su entrenamiento militar. Los hómoioi eran el grupo de varones mayores de veinte años, educados en las rígidas y duras condiciones de vida espartana para ser militares de élite. La única aspiración legítima de un espartano era la de morir por la patria.

Por otro lado, el Estado decretaba matrimonios obligados para favorecer el aumento de población y si se tenían más de tres hijos, quedaban extentos de impuestos. Por otro lado, Licurgo estableció la prohibición de atesorar riquezas y dedicarse a actividades lucartivas. Los espartanos recibían del Estado tierras que eran trabajadas por los ilotas (siervos) y así ellos podían dedicarse al entrenamiento militar y a las actividades públicas. Existía otra clase social, los periecos, libres aunque sin derechos políticos y dedicados al comercio y a la artesanía, que vivían en la periferia de las ciudades.

Es destacable la falta de individualidad de los soldados espartanos. Todo se sacrificaba al bien común y a la patria, incluso las vidas de los soldados. Los hómoioi formaban parte de la asamblea de ciudadanos o apélla, donde se tomaban las decisiones importantes. Su sistema de monarquía dual, con la existencia simúltanea de dos reyes, permitía que el poder nunca estuviera en manos de una sola persona. Existían mecanismos de control para cada una de las instituciones.

Atenas y Esparta constituían dos emblemas culturales y políticos opuestos. Esparta era aristocrática, colectivista y entregada a las labores de guerra; Atenas era democrática, individualista y abandonada a la creatividad artística y filosófica.

Licurgo resultó más influyente en Esparta, puesto que las directrices de su régimen político y de la mentalidad espartana calaron profundamente en la sociedad lacedemonia, que se mantuvo sin cambios durante siglos. En cambio, en Atenas, Solón, tan solo había establecido las bases y marcado la senda a seguir para la consecución de la democracia. Aun se necesitaría mucho tiempo para alcanzar un gobierno que aceptara la participación política real de los ciudadanos.

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