Los comunistas debemos dar un paso al frente

Por André Abeledo @loboroxo

No creo que sea posible construir una sociedad socialista basada en el buen hacer de una supuesta élite pensante, del mismo modo que no se puede empezar una casa por el tejado, desde la nueva política nos llegan ecos de las catacumbas del pensamiento, los que nos definen a los comunistas como algo del pasado, repiten en cambio sin ruborizarse las consignas de la revolución francesa y nos devuelve a aquella revolución burguesa de 1789.
Los de la nueva política que niegan la vigencia de la lucha de clases como motor de la historia y entienden que el comunismo quedo enterrado bajo los escombros de la caída de la URSS en 1991, repiten en pleno siglo XXI un discurso sacado del siglo XIX, el del ciudadanismo, el del nepotismo ilustrado, parece oírles gritar, colóquese quien pueda, es nuestro momento, ahora o nunca, es un momento histórico, el fin del bipartidismo, pero no dicen ni una palabra del capitalismo, que es el verdadero problema para la mayoría, para las trabajadoras y trabajadores, para la clase obrera.
 
Utilizan un nuevo viejo lenguaje donde todo vale, un día se definen como ni de izquierdas ni de derechas y al día siguiente hacen un llamamiento a la unidad de la izquierda, y yo me pregunto, ¿se puede ser de izquierdas y no ser antisistema?, y me respondo un rotundo NO SE PUEDE.
 
Por activa o por pasiva los que participan de esta nueva política están siendo cómplices de la oligarquía en su lavado de cara, en su cambio de cromos para que nada cambie, primero en la segunda restauración borbónica, que ha pasado de puntillas sin la menor contestación por su parte, me atrevo a decir que hasta con su apoyo, y van a ser cómplices de una segunda transición donde el mayor aporte a la democracia será multiplicar la opción de voto de dos a cuatro partidos.
 
No niego por otra parte la necesidad imperiosa de acabar con el bipartidismo, como dijo muy acertadamente George Bernard Shaw, “A los políticos y a los pañales hay que cambiarlos rápido…y por las mismas razones.”, pero la izquierda rupturista y sobre todo los comunistas no podemos perder de vista el verdadero objetivo de construir una sociedad socialista, no podemos olvidar en ningún momento que el problema es el sistema, que no se trata tan solo de que personas más o menos honestas lleguen a las instituciones burguesas, porque el sistema capitalista tiene como base la explotación del hombre por el hombre, el abuso, la represión, y como mal endémico la corrupción inherente a la acumulación de capital en manos de unos pocos.
 
Ese cuento de adaptar el discurso, significa entender al obrero como un ser discapacitado, como alguien incapaz de entender su situación, eso de decir las cosas de otra manera para no asustar a los votantes, significa dar por hecho que las trabajadoras y trabajadores son borregos que siguen al pastor, mentes débiles y sugestionables incapaces de entender cómo funciona el sistema que necesitan de un mesías que los guíe hacia el buen camino, o hacia el matadero, según tenga el día el tal mesías, significa rendirse ante la teoría del Darwinismo social y pretender ejercer la caridad con la clase obrera.
 
Los comunistas sabemos que todo eso es mentira, que la caridad es un insulto, que los derechos no se mendigan, que se conquistan, no pedimos nada a nadie, exigimos justicia social no tan solo solidaridad, creemos firmemente en el ser humano, en la capacidad de la clase obrera para tomar las riendas de sus propias vidas, para organizarse, para instruirse, para construir, para tomar el poder y defender los intereses del 99% de la humanidad, y hasta del planeta Tierra, porque el capitalismo es una infección mortal para los pueblos y para la naturaleza, es un voraz consumidor de recursos, es un rápido aniquilador de especies, es una terrible enfermedad capaz de ofrecer en sacrificio a toda la humanidad a su único dios, un dios con muchos nombres, el dinero, los mercados, la deuda, en definitiva el capital.
 
Los comunistas conscientes de esta amenaza tenemos el deber de organizarnos, de no escondernos, de reivindicarnos, de recuperar el prestigio del comunismo entre las filas de la clase obrera, de hablar claro, de perder el miedo, de ser la vanguardia y la punta de lanza en todas las luchas, en todas las organizaciones de masas, porque “sin organización revolucionaria no hay movimiento revolucionario.
 
Camaradas llego el momento de dar un paso al frente, la consigna es audacia, audacia y más audacia.
 
¡PROLETARIOS DEL MUNDO UNÍOS!

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