Clima extremo y el cambio climático: incierto futuro

Por Javier F. Ferrero

Estamos escribiendo juntos el futuro de la Tierra y, lamentablemente, no es nada halagüeño. Calor extremo, riadas causadas por las fuertes precipitaciones, sequías y huracanes. El cambio climático y el clima extremo causado por la huella humana nos deja un futuro incierto y un presente sin las duras medidas necesarias para paliar estos cambios.

Analizaremos en este artículo cada consecuencia climática por separado.

Calor extremo

Las temperaturas medias están cambiando hacia arriba. En el proceso, los días muy calurosos se vuelven más frecuentes y los días más calurosos son ahora incluso más calurosos. Expertos como Julio Díaz, jefe de Área del departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela Nacional de Sanidad, así lo confirman: «El aumento de temperaturas ya es imparable».

«Dependiendo del nivel de mitigación que los países asuman, estas tasas podrán variar a partir de mediados de siglo, pero, hasta entonces, el análisis indica que seguirán subiendo y que, al menos hasta mediados de siglo en el caso de escenarios de mitigación importante, estaremos por encima de lo conocido», indica José Manuel Moreno, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha. El calor extremo se asocia con un aumento de la mortalidad, menores rendimientos de las cosechas y otras consecuencias, como las inevitables migraciones de población.

Un calor de récord se apoderó de la mayor parte de Europa Occidental durante junio de 2017, y las temperaturas promedio mensuales fueron de unos 3 grados por encima de lo normal (1981-2010). Científicos con World Weather Attribution (WWA) y sus socios en Inglaterra, Francia y Suiza llevaron a cabo un análisis de múltiples métodos para evaluar si el cambio climático causado por los humanos jugó un papel en el calor y en qué medida y descubrieron que una ola de calor mortal en Europa occidental era hasta 10 veces más probable en nuestro clima actual que en un mundo simulado sin emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de actividades humanas.

 

Lluvias fuertes

Un estudio realizado por tres investigadores del Instituto Potsdam para la Investigación de los Impactos Climáticos, en Alemania, concluyó que la concentración de casos de lluvias extremas en los 30 últimos años «no tiene precedentes». Los eventos con lluvias de gran intensidad han sido un 12 por ciento más habituales entre 1981 y 2010 que si no hubiera habido cambio climático.

El aire más caliente puede contener más vapor de agua, lo que conduce a aguaceros más fuertes. «Las tormentas son más poderosas al exprimir el vapor de agua y convertirlo en lluvia», según Adam Sobel, científico atmosférico de la Universidad de Columbia.

Las consecuencias ya pueden verse de forma nídida. Como ejemplo, las precipitaciones extremas se incrementaron un 56% en los países del Sudeste asiático. Las fuertes precipitaciones que sufrió Pakistán en 2010, acarrearon inundaciones, cientos de muertos y provocaron una epidemia de cólera en ese país.

Varios estudios confirman que las emisiones de gases de efecto invernadero han contribuido al aumento de las precipitaciones intensas.

Sequías

Se espera que el calentamiento global conduzca a precipitaciones más intensas, pero también a sequías más intensas, no en el mismo lugar ni al mismo tiempo.

El mes de abril de 2017 fue el segundo abril más caluroso en 137 años, de acuerdo con el análisis mensual de las temperaturas globales llevadas a cabo por los científicos de la NASA del Goddar Institute for Space Studies. El abril más cálido de toda la serie histórica, con 1,06 ºC sobre la media, había sido el del año anterior, 2016.

El 14 de junio de 2017, el observatorio de Mauna Loa en Hawái, centro de referencia de la NOAA en el estudio científico de la atmósfera, detectó una concentración de CO2atmosférico de 409,58 partes por millón (ppm), medida que constata la continuidad del aumento de los gases de efecto invernadero y que constituye el mayor pico de CO2 atmosférico detectado en la Tierra desde hace 800.000 años.

Se entiende que las temperaturas más cálidas conducen a suelos más secos. Y aunque los científicos no esperan menos precipitaciones en general, los cambios en los patrones climáticos hacen que algunas áreas reciban menos aguaceros, incluso cuando los demás ven más.

Los científicos han encontrado un vínculo de cambio climático con las sequías en Medio Oriente y el Mediterráneo. Describe la influencia del cambio climático en recientes grandes sequías con una evidencia más fuerte de la influencia humana en la pérdida de la humedad del suelo y los resultados mixtos sobre la precipitación.

Los cambios en los patrones de sequía y precipitación también influyen en los incendios forestales. Obviamente, variables naturales y humanas, incluidos los programas de prevención,la gestión y supresión de incendios, juegan un rol. Pero los estudios han descubierto que el calentamiento global ya ha hecho que los bosques occidentales sean más secos , por lo que las condiciones son más propicias para los incendios. Científicos de la Universidad de Idaho y la Universidad de Columbia han calculado qué parte del aumento del alcance y la intensidad de los incendios forestales es atribuible al cambio climático causado por el hombre.

Huracanes

Los huracanes suponen un desafío para los científicos del clima. Son eventos raros, con solo una docena observada incluso en una temporada activa, por lo que hay un registro histórico escaso para el estudio.

Hasta ahora, no hay una señal clara de que el cambio climático esté relacionado con los destructivos huracanes que asolan la tierra en los últimos meses, pero esto no quiere decir que sí lo esté de forma indirecta. El consenso entre los científicos es que los efectos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar y las temperaturas más cálidas de los océanos, hacen que esos ciclones sean mucho más destructivos de lo que hubieran sido en décadas pasadas.

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