Check and Balance, el auténtico poder que tendrá Trump

Por Roberto Santos @nenedenadie


Estos días, tras la victoria de Trump en Estados Unidos, hemos oído muchísimo ruido, algunos predicen el apocalipsis, otros hablan del sistema de ‘check and balance’ que existe en este país y que frenará al nuevo presidente si se le va mucho la pinza. Y todos coinciden en tener un cierto grado de preocupación y tratan de analizar hasta dónde llegara el impacto de Trump. Pero, ¿cuál es el poder real que tendrá Donald como presidente? ¿Qué promesas podrá cumplir y cuáles no?

Vayamos por partes, porque la política americana es bastante compleja.

trump

 

¿Puede el nuevo presidente derogar todas las ordenes ejecutivas de Obama?

En campaña, Trump aseguró que derogará todas las órdenes ejecutivas de Obama. También las dos que ofrecieron a millones de indocumentados la posibilidad de vivir en Estados Unidos sin miedo a la deportación, como ya os conté en mi anterior artículo.

Pues bien, la respuesta es que sí puede hacerlo. El presidente electo no necesita someter esas decisiones a votación en el Congreso: son acciones del presidente que sólo el presidente puede derogar.

Ocurre lo mismo con las prioridades establecidas para deportar a los agentes de inmigración. Las actuales expuestas en el ‘memorándum de noviembre de 2014’, establecen que los agentes tienen la orden de priorizar la deportación de los indocumentados que hayan cometido un delito grave, tengan conexiones terroristas o acaben de llegar al país.

Trump podrá cambiar estas prioridades en cualquier momento sin rendir cuentas a nadie. Otra cosa diferente es que para ampliar el numero de deportaciones o acelerar el proceso, debería ampliar el personal y el presupuesto del Departamento de Seguridad Nacional y eso sólo pueden aprobarlo las dos cámaras del Congreso.

Como veis una de cal y otra de arena, pero ojo, el hecho de poder cambiar las prioridades para la deportación es algo que sin duda perjudicará a muchos sin papeles que viven en el país y trabajan cada día sin derecho a nada y con el miedo de la deportación, cada vez más real, sobre sus cabezas.

 

¿Podrá construir el famoso muro en la frontera Sur?

Trump prometió que en sus primeros 100 días como presidente presentaría un proyecto legislativo para reforzar la seguridad en la frontera y construir un muro en la frontera sur. Esta ha sido una de sus propuestas estrella en campaña, una que le ha hecho ganar una cantidad de votos considerables y que hará que todos esos votantes xenófobos y racistas se sientan muy defraudados si no es capaz de cumplirla.

Pues bien, que se vayan preparando para sentirse defraudados porque es prácticamente imposible por varios motivos que esto pueda llegar a materializarse más allá de hacer una pequeña ampliación simbólica del muro ya existente.

Hay varios problemas de los que ya os hable, como que parte de la frontera es agua, río Bravo  y que hay tratados internacionales con México que impiden construir un muro ahí, pero quizás lo más importante de todo y lo que nos asegura que no se llevará a cabo es el alto coste que tendría. Según los expertos el precio rondaría los 25.000 millones de dólares. Teniendo en cuenta que los republicanos del capitolio llevan años acusando a Obama de disparar la deuda pública durante su mandato, no parece muy probable que voten a favor de un proyecto que no solo dispararía el déficit público sino que también tendría efectos perjudiciales para la economía de las ciudades fronterizas. Y esto es aún menos probable en el Senado, donde aún quedan republicanos más moderados en lo que a inmigración se refiere.

 

¿Podrán los propios republicanos ser un dique para el nuevo presidente?

Por primera vez desde 2006 los republicanos tienen el control de las dos cámaras y de la presidencia. Pero al contrario que entonces están en una posición difícil por el perfil de Trump.

Muchos legisladores republicanos pueden ver esta victoria como una oportunidad para sacar adelante sus propuestas legislativas, pero el presidente es una criatura peculiar, indisciplinado, sin experiencia y con un egocentrismo importante. Cualidades que le pueden llevar a tener problemas con los republicanos en el Congreso.

Tampoco podemos perder de vista que Trump no ha ganado más votos que Hilary y que los republicanos han perdido escaños en el Senado y en la cámara de representantes. El partido sigue afrontando cambios demográficos que amenazan su supervivencia y no saben qué hacer. ¿Tienen que seguir defendiendo a capa y espada las rebajas de impuestos y el libre comercio o arrojarse a los brazos del nacionalismo económico de Trump? Ojo porque está división dentro del partido le puede plantear serios problemas a Trump, sobre todo en el Senado donde tienen una mayoría mínima y bastaría con que tres senadores republicanos voten en su contra para cambiar el sentido de una votación. Quizás esto os sorprenda, pero en Estados Unidos no existe la disciplina de voto, tanto congresistas como senadores votan en conciencia.

 

¿Tiene Trump vía libre en política exterior?

Curiosamente es en este ámbito donde el presidente tiene más margen de maniobra, lo que sin duda es bastante preocupante. Trump puede tomar decisiones sin rendir cuentas al Congreso en muchos asuntos que tendrán consecuencias muy reales para las relaciones de EEUU con sus aliados y para la propia seguridad nacional.

Sin embargo esa libertad tiene algunos límites. Trump necesitaría someter a votación en el Congreso cosas como cambios en la distribución de ayuda al desarrollo o para llevar a cabo su promesa de ampliar el gasto militar. Eso sí, tiene las manos libres para fortalecer las relaciones de EEUU con Rusia, China o Corea del Norte así como para suspender el acuerdo nuclear con Irán.

También como comandante en jefe podrá cambiar a su antojo el despliegue de tropas y lanzar un ataque contra otro país. Ojo, porque la Constitución establece que sólo el Congreso tienen poder para declarar la guerra, pero esto no ha ocurrido ni una sola vez desde la II Guerra Mundial.

 

¿Puede el ejercito desobedecer sus ordenes?

No, no puede. El presidente es el comandante en jefe y los generales deben obedecer sus órdenes. Es decir, poniéndonos en el caso más extremo, si Trump decidiera lanzar un ataque nuclear sobre cualquier país, los expertos encargados de ejecutarlo tienen la obligación de acatar la orden, que se ejecutará en apenas cuatro minutos.

 

¿Puede endurecer la ley contra la prensa o crear una especie de ley mordaza?

No, no tiene el poder para derogar o limitar la primera enmienda de la Constitución de EEUU, que defiende la libertad religiosa y la libertad de información. Pese a que él ha manifestado su deseo de implantar una legislación similar a la de Reino Unido, donde es más fácil para una empresa o persona física denunciar a un periodista por atentar contra su honor o dañar su intimidad.

La única forma de derogar o reformar la primera enmienda es que consiga que dos tercios de los estados o un voto cualificado de las dos cámaras del Capitolio inicien la propuesta y que luego la misma sea ratificada por tres cuartas partes de la Unión. Por otro lado el único que puede cambiar la interpretación jurídica de la enmienda es el Tribunal Supremo, cuyos jueces conservadores no parecen a favor de hacer una cosa así.

Lo que sí podría llegar a hacer en este sentido es darle la orden al fiscal general de que no persiga ninguna violación de la primera enmienda en casos como el que ocurrió en Ferguson durante los disturbios, donde acusaron a la policía de atentar contra la libertad de expresión.

 

¿Podrá frenarlo el Sistema de ‘check and balance’?

Los autores de la Constitución de los EEUU diseñaron un sistema muy complejo donde todos los actores tienen un poder muy limitado, precisamente por el miedo a que un demagogo llegará al poder, como finalmente ha ocurrido.

Los excesos de órganos representativos como la Cámara de Representantes están atemperados por los mandatos de seis años de los senadores y por cargos vitalicios como los de los miembros del Tribunal Supremo. Además los estados tienen poderes sobre asuntos muy importantes y el presidente no puede aprobar su programa a su antojo como puede ocurrir en otros países. En EEUU casi siempre estará obligado a negociar al no ser que la propuesta goce de un amplio consenso.

El objetivo de los autores de la Constitución era limitar el impacto de una enajenación colectiva y evitar el ascenso de un dictador. Esa intención hoy cobra más sentido que nunca, tras la elección de Trump.

Por desgracia, el resultado electoral otorga demasiado poder a los republicanos. No solo tienen la Casa Blanca y las dos cámaras, también están en una posición fuerte en el Supremo y eso no deja de ser preocupante con un presidente como Trump. Solo el tiempo nos dirá si el sistema fue capaz de frenar a Trump en sus posibles excesos. Lo que parece claro es que por primera vez nos encontramos el escenario en los EEUU de que un presidente pueda poner a prueba el sistema y serán los propios republicanos los que tendrán en sus manos evitar que se quiebre el mismo. A partir de enero, tendrán en sus manos los resortes del poder y solo la historia nos dirá como los utilizaron. 

Lo que está claro es que el millonario no tendrá un poder absoluto cuando llegue a la Casa Blanca y será sometido al sistema de ‘check and balance’ institucional. Por desgracia, sí podrá dejar de aplicar el Acuerdo de París sobre cambio climático o suspender el programa de acogida a los refugiados.

Una nueva etapa política que puede cambiar muchas cosas del mundo tal y como lo conocemos y que también puede alentar y ayudar a que otros actores del mismo perfil alcancen el poder en Europa. Muy pronto veremos si Le Pen se convierte realmente en una firme candidata a presidir nuestro país vecino y los efectos de un Brexit duro, si ese es finalmente el camino que toma el Reino Unido, así como un posible ascenso de la extrema derecha en Austria y en Alemania. Parece ser que el mundo esta cambiando y por desgracia a peor, claramente no hemos aprendido nada.

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