72 horas con los estibadores de Algeciras: Conociendo la estiba desde dentro

Por Julián Jiménez

Antes de empezar este escrito, necesito hacer algunas puntualizaciones, sencillas pero imprescindibles para poder desarrollarlo: Soy profesor de Secundaria, no soy estibador portuario, no tengo familia que haya trabajado en la profesión y ni siquiera vivo en una localidad costera. Al igual que tú, que lees estas líneas, empecé a conocer su mundo cuando el 3 de febrero empezaron a salir y convertirse en noticia de primera plana en los informativos. Pero, a diferencia de otros, cuando un 4 de febrero leí un artículo que hablaba de PRIVILEGIOS al hablar de ellos, saltaron mis alarmas. Ya había conocido la lucha de los mineros, me había solidarizado con ellos, llegando a publicar un informe desmontando toda la campaña de mentiras y falsedades contra su colectivo. Y como profesor de la escuela pública, viví en mis propias carnes como, después de los mineros, los profesores pasábamos a ser los privilegiados, responsables de todos los males del país. El ansia de saber, mi conciencia de clase, mis ideas y, sobre todo, la solidaridad, me pusieron inmediatamente en su trinchera.


Cuando todos los medios les satanizaban, cuando medio país les culpaba de todos los males, cuando se convirtieron en objeto de linchamiento, donde nadie se atrevía a mojarse por ellos, tuve la necesidad de gritar. Decidí escribir una carta dirigida a ellos y ellas, a su gente, con dos objetivos que ahora puedo decir: El primero, animarles en la lucha y lograr cargarles de energía y fuerza; el segundo, demostrarles que había gente ajena a su sector que les apoyábamos y entendíamos su lucha y su legitimidad. Pero conseguí un tercero no esperado: Contactar con ellos. Por casualidad, no fue Valencia, que me pilla más cerca, sino estibadores de Algeciras, los que contactaron conmigo y me ofrecieron visitarles y conocer de primera mano su lucha y su forma de vida. Era su forma de agradecerme la comprensión y el ser capaz de empatizar con su causa. Acepté la invitación, pidiéndoles tiempo por motivos laborales para poder hacer ese viaje.

Y llegó el día: Acompañado de Juanjo Peris, estibador valenciano al que conocí al iniciarse el conflicto, partimos hacia Algeciras. La visita ha sido de lo más enriquecedora: Cómo si fuese un periodista o algo por el estilo, me ha permitido conocer desde dentro la estiba: Quiero aprovechar para agradecer las didácticas explicaciones y el trato de Jose Antonio Fernández, «El Negro», estibador portuario y miembro del Comité de Empresa, un trabajador de lo más sencillo, pero que cuándo te explica todo lo relacionado con su trabajo, se le nota la pasión con la que lo cuenta y narra, su orgullo por ser estibador y la importancia que le concedía a que un espectador extraño conociese todos esos datos. Puede presumir, aunque no lo hace, de dar muchas lecciones: Una solidaridad, una conciencia de clase y una capacidad de trabajo sindical, en defensa de sus compañeros, impresionantey de la que muchos deberían aprender.

Pero yo no quise limitarme a una charla o una convivencia. Quería conocer de verdad el trabajo del puerto. Quería conocer esos «privilegios» que decía la prensa, quería saber si era cierto eso de que trabajan sentaditos y cómodos, manejando contenedores con un joystic, quería conocer lo «cómodo» que es el trabajo de estibador. En definitiva, comprobar in situ la falsedad de todas esas barbaridades publicadas por tertulianos y gente que no ha pisado un puerto en su vida. Gente que quiere convertir la estiba en una profesión precaria y con un sueldo miserable, una formación más que dudosa, exponiéndoles a una profesión con riesgos altos por cuatro duros. Porque si una palabra puede definir mi visita al puerto de Algeciras es MIEDO. Cuando estás allí dentro sientes una gran insignificancia, sientes que eres vulnerable, que eres como una hormiga al lado de un gigante. Todo lo que hay en el puerto es metálico: Toneladas que puede pesar un contenedor, la inmensidad de unas grúas, portainers o transtainers en los que una sola pieza, al caer, podría matarte. Y los aparatos para manipular las cargas, ya sea un maffi (camión articulado que transporta contenedores) o una grúa shuttle carrier (aparato voluminoso que lleva contenedores de un sitio a otro), puesto que la rueda de esta última puede medir perfectamente 3 metros. Un golpe, un descuido, un simple despiste te puede costar la vida o lesionarte para el resto de ella, como le sucedió a Daniel Heredia, estibador del que luego hablaré.

Cuando estás allí dentro sientes una gran insignificancia, sientes que eres vulnerable, que eres como una hormiga al lado de un gigante

Dentro del barco, ya que accedí a uno e incluso probé «suerte» con la trinca, la situación es idéntica. Aparte de las innumerables trampas en el suelo, los estibadores tienen que dedicarse a trincar (colocar unas alargadas barras de hierro que pesan bastante y sujetan los contenedores) al tiempo que sus compañeros, desde la grúa, con una precisión asombrosa, encajan contenedores que pesan toneladas. Un simple cálculo erróneo o un error del transtainero puede suponer un accidente grave o la muerte de tus compañeros. Ellos estaban acostumbrados, yo me asusté al escuchar el golpe de un contenedor. La responsabilidad en todas las operaciones es constante. Y explica muy bien el sentimiento de unidad y solidaridad entre los estibadores, en todos los aspectos.

El ruido es contínuo, el riesgo también y no es para nada la profesión simplona que algunos han vendido con una enorme irresponsabilidad de «mover cajas». Es la paradoja de la estiba, que me recuerda mucho a la que sucedía con los mineros: El puerto es muerte, pero también es vida y su estilo de vida, del que los estibadores se sienten abiertamente orgullosos. Son conscientes de los peligros a los que se enfrentan cada día y sus familias son conscientes de que, cuando se marchan a trabajar, existe la remota posibilidad de que vuelvan lesionados o muertos . De hecho, las decenas de estibadores con los que pude conversar, raro era el que no te contaba una lesión de un compañero o de él mismo debido a un descuido o a un accidente: La caída de la pieza de una grúa, una barra de trinca, el desprendimiento de un contenedor, la rotura del amarre del bolardo o el atropello de una shuttle carrier o un maffi, entre otras. También el recuerdo de algún compañero muerto, al que nombraban emocionándose, contrastando con la dureza de su profesión. Impresionanaba también uno de los últimos accidentes mortales en el Puerto de Algeciras: dos estibadores sufrieron la caída de un contenedor. Al saber que ambos morirían, uno de ellos abrazó a su compañero, haciendo de parapeto. Ese estibador valiente dejó allí la vida, pero gracias a su solidaridad y valentía, el compañero, pese a quedar con una discapacidad completa, pudo salvar la vida. Solidaridad llevada al extremo máximo.

Solidaridad que se palpa en sus conversaciones: El carácter de su profesión, la importancia del grupo, que la vida dependa de tu compañero. Y eso, teniendo en cuenta que el sueldo del estibador no es fijo, sino que a mayor producción, mayor sueldo (dato que muchos desconocen). Trabajar rápido y trabajar seguro, sabiendo que un error tuyo puede provocar la muerte de un camarada. Ello explica la unidad y solidaridad a prueba de bombas entre los estibadores: Da igual fijos que eventuales, da igual jóvenes que a punto de jubilarse, da igual transtainero, trincador o clasificador. El «O todos o ninguno» no es un lema vacío ni una soflama para quedar bien: Es lo que sienten y muestran cuando hablan de su profesión y de sus compañeros. Incluso personas como Daniel Heredia, estibador herido que estuvo a punto de morir, perdió una pierna y se lesionó otra. Era impresionante la entereza y serenidad que mostraba cuando hablaba, así como la solidaridad con sus antiguos compañeros, los cuales le tienen como un referente y le animan ante la dureza de su proceso de rehabilitación. Fue un verdadero placer hablar con él y poder conversar sobre la lucha en la estiba.

Pero en los puertos también se respira RABIA. Una rabia contenida, una rabia que han tratado de calmar, una rabia y una indignación similares a las que siento yo tras haber comprobado desde dentro su trabajo y su mundo. ¿Cómo se puede llamar privilegiados a estos trabajadores? ¿Cómo se pueden contar tantas mentiras y tantas falsedades sobre esta profesión? ¿Cómo se puede ser tan indecente de llamarte periodista y hablar del trabajo de la estiba con ese desprecio, prepotencia y desconsideración? En muchas de las conversaciones que tuve, trataban incluso de tomarse a guasa todo ello. Como Andrades, que enseñaba su dedo mutilado diciendo «uno de los privilegios de los que habla el ministro«, o un estibador, que en la parada de autobús de la terminal APM, enseñaba la brecha en la cabeza diciendo «esto que lo vea el de la Serna». Porque si algo me queda claro después de la visita es la enorme paciencia que los estibadores han tenido con muchos que, sin conocer ni por asomo la estiba, sin saber de un estibador nada hasta el 3 de febrero, ahora afirman saberlo todo, tratándoles como si fueran basura, minusvalorando su profesión, obviando la formación que muchos de ellos tienen, tachándolos de vividores, vagos y privilegiados. Cualquier mentira es válida para esos tertulianos, juntaletras y políticos burgueses para conseguir convertir la estiba en un trabajo basura, para gloria del gran capital y,especialmente, del verdadero enemigo de los estibadores: JPMorgan, el banco que más dinero invierte en todo el mundo en guerras.

¿Cómo se puede llamar privilegiados a estos trabajadores? ¿Cómo se pueden contar tantas mentiras y tantas falsedades sobre esta profesión?

 Pero por muchos decretos, por muchas campañas de criminalización, por muchas mentiras que cuenten, los estibadores tienen claro que, mientras puedan, van a pelear. Eso al menos me queda claro después de visitar el puerto de Algeciras. Se palpa en cada conversación que tienes con un estibador sobre el conflicto: Si el Gobierno o JPMorgan pretenden echarles a la calle y enviarles a la cola del paro, ellos lo tienen claro: «Yo antes que irme a la cola del INEM me voy a la cárcel» señaló un estibador. Hasta ahora su postura ha sido tratar de negociar hasta la extenuación y ganarle la partida al Gobierno por las buenas, como sucedió hace un mes. Pero si esa vía se agotase y el Gobierno, marioneta del gran capital, les implantase el decreto que les extermina y lamina, no dudarán en ir a por todas y demostrar al país cuál es la respuesta que debería darse siempre si alguien pretende robar el pan de los trabajadores. «Si eso llegase, nos tendrán que sacar muertos del puerto», decían. Y no es una bravuconada, en mi opinión. Igual que cuando explicaban su trabajo, cuando contaban su pasión por la estiba o cuando se emocionaban hasta los más duros al hablar de compañeros muertos, hablaban con honestidad y con el corazón.

Este texto trata de reflejar la vida en el Puerto, visto desde dentro, para ayudar a que muchos puedan tener, a través de esa visita, otra visión sobre la estiba y conocer elementos que seguramente no sabrán por los medios generalistas. Pero este texto no es neutral. No puede serlo: Los estibadores son, como cualquier colectivo de trabajadores, merecedores de apoyo y de solidaridad. Y si yo tenía claro en qué trinchera debía situarme en la guerra que les enfrenta al Gobierno, la patronal y el banco JPMorgan desde que empezó el conflicto de la Estiba, ahora que he tenido el placer de conocerles, lo tengo más claro que nunca. Y ellos son los «culpables». Es la única cosa cierta de la que puede acusar a los estibadores el Ministro De la Sarna, titiritero repugnante de JPMorgan. Y para mi es un verdadero orgullo y una experiencia que debía contar por haber tenido el placer de convivir con ellos durante tres días: conociendo la estiba desde dentro.

¡NI UN PASO ATRÁS!

22 Comments

  1. Juan Ponce la estiba es privada pero las instalaciones de Puerto del Estado son públicas. En segundo lugar por ser privadas los empresarios debería tener libertad de contratación y la realidad es que están obligados a contratar a quien le proponer una sociedad formada por trabajadores, que es la que gestio a una bolsa de empleo de la que nadie en Algecirqs sabe como acceder y unas ofertaa de trabajo que jamás se han publicado… siquiera sabemos que requisitos hay que tener para acceder o si quien accede realmente los tiene. Y Sr. efectivamente por vivir en una ciudad con puerto industrial tengo el mismo derecho de optar a ls estiba que el hijo de un estibador. Del mismo modo que aquellas ciudades en cuyas inmediaciones tienen un vertedero o una nuclear tienen prioridad de contratación sus residentes. Lo que está claro es que yo no me voy a quedar sin playa para que trabaje el hijo de otro que no tiene donde colocarlo. Y por encima de todo, sea pública o privada la estiba debe respetar unas leyes como la de igualdad de oportunidades y de género, a las que teóricamente debería estar sometida y que incumple manifiestamente al día de hoy. De hecho el Defensor del Pueblo está atendiendo una queja en relación a ello. Y siguiendo su educación, terminaré en su mismo tono para espetarle: se os acaba el chollo.

    • Cuando tu quieras te demuestro que yo soy estibador y no tengo ningun familiar en la estiba ..que segun ..como tu dices yo deberia ser hijo de estibador o tener alguna familia …mi padre era camionero de carretera y entre sin tener a nadie en la estiba haciendo una convocatoria con sicotecnicos ..y es demostable para callarte la boca …cuando kieras y donde quieras quedamos y te lo demuestro …antes de hablar informate ..que para ser periodista estas poco informado

    • Real decreto … estibadores tienen derecho a trabajar en la estiba …eso es por ley .haber si te enteras porque se le ha echado para atras el RDL al ministro de fomento ..por no querer subrrogar a los trabajadores …que biene por decreto ..y aki termino ke vas a sabes mas que yo …»PERIODISTA» ja ja ja

    • Juan Ponce el derecho por definición es algo de todos, cuando es de unos pocos es un privilegio que es lo que tenéis aquí en mi ciudad 4 sindicatos y un puñado de familias. Y no «ESTIBADOR», le digo como a su compañero. Desde hace algo menos de 1 año soy funcionario. Uniformado y muy cerquita del puesto.

    • Yo solo te digo eso ..que cuando kieras te demuestro que no soy hijo .no tengo familia en la estiba ..y entre en una convocatoria y las listas de entrada las pusieron en las oficinas de inem ..ademas enchufismo hay en todos los trabajos ..si no ke tire la primera piedra kien este …..

  2. Jose Luis, no has dado ni una, pero viendo que eres periodista, entiendo que tu mensaje, más que un razonamiento, parece ser un intento por parecer brillante y demandar algún puesto de trabajo. Porque lo que se dice acertar, más bien poco. Vayamos por partes, ignorante. Los puertos no son sociedades, cateto, son agrupaciones de empresas llamadas APIES. Las sociedades hace bastante que dejaron de existir. Después, hablas de trabajos heredados y, como buen periodista, no aportas ni una puñetera prueba. Eres grande, igual consigues que te fichen en LA RAZÓN. Después caminas por la senda del delito, donde dices que, por el hecho de delinquir, un convenio te reserva un puesto de trabajo. A parte de periodista mediocre -¿dónde están tus pruebas/fuentes?-, eres bastante corto. Eso no lo he visto en ningún convenio redactado ni plasmado en ningún puerto. Por favor, cuelga aquí dicho articulado. Después, eres tan logradamente tonto que cometes el mismo error que de la Serna, al decir que no hay mujeres. Bien, en prácticamente TODOS los puertos las hay. Justamente, en Algeciras, cuando se abría censo..ninguna se presentó. Ahora, sólo ahora, que no hay censo abierto al no haber incremento de faena, un grupúsculo de ellas quieren entrar. ¿Cómo van a entrar si los empresarios no quieren contratar a más trabajadores en dicho momento? Eres corto, fiel reflejo de esa cara. A parte de lo anterior, las convocatorias las PIDEN LOS EMPRESARIOS. A ver si así te queda claro. Cuando ellos quieren, se realiza una convocatoria. Por esa sencilla razón, es el empresario quien contrata..¿O a caso contrata un trabajador a otro? Simplemente eres idiota; toda esa diatriba para querer quedar como un experto en la materia, adornando con pajas mentales, pero no teniendo ni idea de nada. Sigo esperando pruebas de trabajos heredados, porque un servidor, a parte de consignatario de buques, no tengo ni he tenido jamás familiares. ¿Puedes probar lo que dices, charlatán? Hace MUCHOS años, antes de que charlatanes como tú saltaran a la palestra como expertos en la estiba, casi nadie conocía este trabajo, razón por la cual, el porcentaje de hijos de trabajadores que se presentaban era mayor que el de gente que no conocía el sector. Ahí tienes la explicación para cuando no puedas demostrar con pruebas el manido enchufismo. Por otra parte, si muchas familias se podrían beneficiar al cobrar menos, me parece cojonudo, porque muchas otras, si tú cobrases la quinta parte..podrían hacer lo mismo con tu trabajo de periodista (que no me creo que seas periodista, porque te falta talento y te sobra boca). Un argumento fácil incluso para alguien como tú. Luego aparece un tal Fran Ortiz, como segundo ingeniero y experto en el mundo de la estiba. Ya empieza bien, pues es tan tonto que abre su mensaje admitiendo que no tiene pruebas. Con eso ya no haría falta contestar a su crónica gilipollez, pero me voy a situar en su mismo plano. Fran, no tengo pruebas, pero corre un run run..un rumor..o cómo lo quieras llamar, de que tu santa madre se vende por un par de cafés. Y si, eres un privilegiado, pues nadie puede haber sido concebido gracias a tantas dosis de cafeína barata. Y para rematar la manifestación de gilipollas sin pruebas -pero con boca autónoma-, aparece Jose Gomez, que, igual que sus antecesores, saca el brillante y poco leído argumento de la ‘mafia’. Sin pruebas, pero con la valentía del anonimato. Seguramente, todos votantes del PP. Con eso ya no me quedaría nada más que añadir a las rémoras que escriben vía rumor y vía películas.

  3. La estiba es privada .. como puede ser cualquier empresa privada y los dueños contratan a quienes quieran .. y amigacho agua y ajo ..haber si tambien tenemos los estibadores culpa de que te hayan quitado el frente litoral … eso es por vivir en una cuidad que tiene un puerto industrial …vete a vivir a puerto banus que alli ahy muchos yates y bonitas vista …no te jode este

  4. Pues sencillo cuando el trabajo de la estiba lo controla una sociedad que convierte el derecho al trabajo en un derecho hereditario o cuando un convenio recoge que si delinques usando medios de la empresa y valiéndote de tu puesto de trabajo (puerto, droga, etc.) te reservan el puesto de trabajo o no introduciendo en el sector a ninguna mujer. La estiba por lo menos en Algeciras es lo que es y forma parte de algo más opaco como es la Auridad Portuaria. Bienvenido a la España de los monopolios y los organismos autónomos autoregulados. El puerto tiene poco de proletariado y el pueblo de Algeciras mucho de lumpeproletariado porque le vetan el acceso al puerto, un puerto del que se podría beneficiar muchísima más familias y que no lo hace por la avaricia de unas pocas. Eso sí, a todos nos han robado el frente literal y nos han repartido nuestra cota de contaminación particular.

  5. Hombre.. Tu sabes cuanta gente muere cada año en la agricultura? Tu sabes cuanto cobra de pensión un autónomo? Tu sabe cuanto gana hoy en día un trabajador?? Pero no dices cuantas horas hace un estibador y cuanto cobra. Menos solidaridad con los «aristócratas de la clase obrera» y mas justicia social con los trabajadores

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